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Cada día está más claro que en la Venezuela actual están definidas dos posiciones con preocupaciones y objetivos muy distintos. Por una parte, está la inmensa mayoría de los ciudadanos que somos víctimas de la crisis, caracterizada por la escasez y el alto costo de la vida, la inseguridad personal y la corrupción con impunidad por parte de quienes manejan los recursos que le pertenecen a todos los venezolanos. Y por la otra parte, están quienes forman la macolla o cúpula gobernante, que a pesar de ser los responsables de los males que azotan al país, disfrutan de los mayores privilegios, tienen abundancia de alimentos, muchos guardaespaldas y, además, pueden atropellar los derechos de otros ciudadanos con garantía de impunidad.
La ceguera con indolencia de quienes pertenecen a esa cúpula gobernante, no les permite reconocer las consecuencias nefastas de la presente gestión de gobierno, y llegan al extremo de tratar con cinismo y hasta con burla a las víctimas del modelo madurista de gobernar. Un buen ejemplo de lo afirmado es lo dicho recientemente por el Gobernador del Estado Bolívar, cuyo aspecto robusto da la impresión de que come muy bien, según el cual, aunque el pueblo tuviera que comer “piedras fritas” debería seguir apoyando a este gobierno. La anterior declaración fue complementada por la ofrecida el pasado domingo 4 de octubre por la dirigente nacional del PSUV Jacqueline Faría, quien afirmó que el pueblo de Macarao debía “disfrutar de estas colas sabrosas”. Es decir, ellos saben que el pueblo está sufriendo las consecuencias de su mala gestión, pero en vez de ofrecer rectificaciones para corregir sus propios errores, lo que hacen es festejar las condiciones humillantes en las cuales vive el pueblo llamándolas “sabrosas” y pedirles que coman “piedras fritas” pero que no los dejen de apoyar para que ellos sigan disfrutando del poder.
El 6-D se demostrará que quien decide el futuro de nuestro país es la voluntad de la mayoría, que no está dispuesta ni a comer “piedras fritas” ni le parecen “sabrosas” las colas. Y ese pueblo unido sabe que la solución es el cambio, Y que para cambiar hay que votar por Venezuela, hoy representada por la Tarjeta de la Unidad.