En este sentido el Gobierno ¿bolivariano? de Venezuela, debería tener mejor actitud en función de mantener las más óptimas las relaciones con países vecinos
Todo país nacional está conformado por el pueblo que ocupa un territorio definido, en síntesis, por una misma condición natural que es haber nacido en el mismo territorio, y ostentar el gentilicio que le corresponde derivado de la denominación del país-espacio ocupado legítimamente por una nación-territorial.
Nuestro país nacional, está constituido-como otras naciones del continente-por una población heterogénea de descendencia pluriracica (valga el concepto), como consecuencia de la liga entre aborígenes del territorio ocupado desde 1492 y, que luego se llamaría América con gentilicios europeos y africanos, de modo que esa combinación dio origen a nuevas etnias, que podrían en muchos casos generalizarse como americanos, así nació también nuestro gentilicio venezolano.
Aunque pueden existir diferencias entre pueblos bien sea por costumbres o condiciones relativas a la naturaleza de sus territorios, esas diferencias en los pueblos fronterizos se presentan muy débiles, pequeñas y muchas veces inexistentes. De modo que en las naciones fronterizas-a menos que sean muy diferentes etnológicamente-existen relaciones bien estrechas de carácter social y económico, aún cuando lo político pase a ser de manejo secundario, como consecuencia del intercambio diverso y constante de pueblos de frontera. En otras palabras, esa combinación hace más fuerte el vínculo entre las naciones, “en la unión está la fuerza”.
En este sentido el Gobierno ¿bolivariano? de Venezuela, debería tener mejor actitud en función de mantener más óptimas las relaciones con países vecinos. Colombia fue uno de los objetivos que defendió Bolívar en su gesta libertaria junto con otros de fronteras distantes, pero unidas por un solo cordón umbilical: La Cordillera de los Andes. El cierre de la frontera colombo-venezolana es una ofensa al espíritu de nuestro Libertador.
“Andes, la tierra se ha allanado a los pies de Colombia, y el tiempo no ha podido detener la marcha de la Libertad (…) Llego como impulsado por el genio que me animaba, y desfallezco al tocar con mi cabeza la copa del firmamento, y con mis pies los umbrales del abismo. Un delirio febril embarga toda mi mente: me siento como encendido de un fuego extraño y superior. Era el Dios de Colombia que me poseía.” Mi delirio sobre el Chimborazo. Simón Bolívar.