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La investigación, difundida en el último número de la revista científica Nature, fue liderada por Alan Sanders, del equipo del Instituto de Investigación de Sistemas Sanitarios de la Universidad de North Shore, en Illinois, Estados Unidos.
Aunque los hallazgos expuestos revelan que hay diferencias genéticas que podrían tener funciones asociadas con la orientación sexual, los autores advierten de que las potenciales conexiones son, a estas alturas, tan solo especulativas.
El texto indica que la orientación sexual masculina depende de “varios factores” y que se encontraron evidencias que apuntan a que a esa tendencia le influyen múltiples contribuciones genéticas y medioambientales.
En concreto, la genética en su conjunto podría contribuir “en alrededor de un 30 por ciento” y, dentro de ese porcentaje, habría, probablemente, muchas otras contribuciones diferentes, matizó Sanders. El estudio señala también que las pesquisas previas de asociación genética sobre la orientación sexual masculina son dispersas.
El estudio
Sanders y un equipo de expertos del citado centro académico aplicaron pruebas en las que participaron mil 77 hombres homosexuales y mil 231 varones heterosexuales, principalmente de procedencia europea.
Los autores detectaron varias regiones con múltiples polimorfismos de un solo nucleótido, que se traduce como cambios de una letra en el ADN. Las más prominentes se localizaron en los cromosomas 13 y 14 cercanos a los genes, con funciones que resultaron relevantes en el desarrollo de la orientación sexual.
Según esto, la región donde se aloja el cromosoma 13 se localiza entre los genes denominados SLITRK6 y SLITRK5. El primero es un gen del neurodesarrollo, que se expresa en una parte del cerebro llamada diencéfalo, un área que en los hombres cambia de tamaño, según la orientación sexual de estos.
En el cromosoma 14, el gen llamado TSHR, receptor de la hormona estimulante de tiroides, que expande la región alrededor de los polimorfismos de un solo nucleótido más significativos.
La investigación indica que las variantes genéticas del TSHR podrían ayudar a explicar los hallazgos que relacionaban la función atípica del tiroides con la homosexualidad masculina.
Según Sanders, en lo referente a este tipo de estudio, el suyo es el primero que se lleva a cabo centrado en la orientación sexual en publicaciones científicas, si bien anticipa que en los próximos meses o años se divulgarán otros sobre este tema.
Los autores también advierten de que el tamaño modesto de su muestreo para obtener sus hallazgos supone una limitación, al igual que lo es el hecho de que se hayan centrado tan solo en un grupo ancestral, el de los europeos.