viernes, diciembre 13, 2024
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La gran opción

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Queremos rescatar nuestra alegría; nuestra dignidad y el respeto que nos merecemos en el concierto mundial de naciones. Creemos firmemente en la esperanza creciente que se ha despertado en la población

Empujada por los cambios en la manera de adquirir, usar y retener el poder, la humanidad debe encontrar, y  encontrará, nuevas fórmulas para gobernarse”. Moisés Naim

Nuevamente el régimen muestra sus colmillos ensangrentados. Nuevamente atiza la prédica del odio tratando de inocular el veneno de espíritus resentidos a todo el cuerpo social. La expresión típica del odio es el ensañamiento contra todos  los que pongan en peligro el objeto de sus deseos: el poder.

Nos decía sabiamente el profesor Alfonso Ávila Mayor que “cuando temerariamente los tiranos concitan el odio en los pueblos tardíamente se dan cuenta que la pasión generada en las masas oprimidas se vuelca contra ellos y los derroca”. Esa obsesión desmedida por el poder que hace que el régimen se sienta siempre amenazado, los lleva a sentir un odio patológico que los impulsa al deseo violento de aniquilar a quienes considera sus enemigos. Muchos inocentes han caído ya ante las balas asesinas de los delincuentes acobijados por el poder. Es un odio satánico, ciego, irreflexivo y estúpido ya que no comprende que el ser humano siempre llega a sentir odio contra todo lo que lo oprime.

Afortunadamente, esa prédica del odio no ha sido tan fecunda, ya que ese antivalor no está en los genes del venezolano, porque como dice Aivanhov “cada uno de nosotros sabe cuándo manifestar la indulgencia y cuando el rigor porque sobre este equilibrio está basada la vida en sociedad”.

Que los radicales del régimen no se equivoquen y quieran seguir con su política de tierra arrasada ante el inminente derrumbe de su propia existencia. Nosotros no los odiamos, pero tampoco los queremos; por eso las gloriosas y expresivas manifestaciones públicas dirigidas a rescatar la democracia y la libertad para poder vivir en verdadera paz, no la que escuchamos en balbuceos engañosos por los más resentidos y embusteros dirigentes rebajados por la hipocresía, por gente que oculta sus intenciones y enmascara sus sentimientos.

La gran mayoría del pueblo venezolano está claro y decidido; queremos acabar con el militarismo, el totalitarismo, el radicalismo, el obscurantismo. Queremos rescatar nuestra alegría; nuestra dignidad y el respeto que nos merecemos en el concierto mundial de naciones. Creemos firmemente en la esperanza creciente que se ha despertado en la población y en el espíritu democrático que anima a los dirigentes políticos en este gran esfuerzo unitario que se plantea como la gran opción democrática frente al autoritarismo decadente y atrasado en vías de disolución. Queremos ser el baluarte de la esperanza del hombre.

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