La grandeza de ser madre

La Madre de Dios, comparte ese amor materno con todos los hijos del mundo, con humildad y sin condiciones. Como lluvia suave, apaga el dolor y las miserias mundanas e intercede, con su amor inquebrantable ante el Todopoderoso, por cada uno de sus hijos

La heroicidad es una virtud que suele pasar desapercibida. En donde menos pensamos, vive un héroe o heroína oculto tras el velo de la cotidianidad.

Las madres tal vez sean las más admiradas y menos recompensadas de las heroínas anónimas del día a día. Recordemos que fue una madre  quien concedió a la humanidad la prueba más grande de amor: entregó a su primogénito, para la redención de nuestros pecados. 

Ella, la Madre de Dios, comparte ese amor materno con todos los hijos del mundo, con humildad y sin condiciones. Como lluvia suave, apaga el dolor y las miserias mundanas e intercede, con su amor inquebrantable, ante el Todopoderoso, por cada uno de sus hijos.  Ella no se cansa de entregar, de dar a manos llenas, como buena madre.

Ese reflejo se ve en cada una de las madres venezolanas. El amor de madre es infinito: siempre empieza y nunca se quiebra. Podemos contar con ese afecto durante toda la vida, con la seguridad, salvo muy pocas excepciones, de que no habrá otro que lo iguale en entrega e intensidad.

Es muy justo afirmar que sin los méritos de las buenas madres la humanidad sería más caótica, sin esperanzas de redención. Ellas son las figuras más poderosas del planeta, aunque pocos lo reconozcan. Sin ellas, no habría futuro ni conciencia, ni hijos buenos para construir un mundo mejor.

Hoy, cada una de las madres de este país padecemos también la grave crisis que afecta a Venezuela. Algunas tenemos a nuestros hijos lejos, otras padecen por la falta de medicamentos y alimentos para sus hijos y otras luchan a diario por sobrevivir con salarios que solo les alcanzan para comer.

Sin embargo, en cada mujer-madre, se ve la grandeza, esa fortaleza y espíritu de salir adelante,  somos guerreras y luchadoras y no nos dejamos vencer por las dificultades. 

En nombre del Vicerrectorado Académico de la Universidad del Zulia (LUZ) quiero hacer llegar este mensaje de amor y fe a las madres del Zulia, en especial a las madres de LUZ, a nuestras estudiantes,  docentes, empleadas y obreras que trabajan, estudian y progresan siempre pensando en el presente y  futuro de sus hijos.

Sigan adelante con esa pasión que las caracteriza, porque el afán y el trabajo hacen que sus esfuerzos generen los frutos que esperan. Ese rol bendito que nos ha dado la vida de ser madres, no lo podemos dejar jamás. Para todas ustedes nuestros honores y bendiciones. 

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