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La selección e implementación de una adecuada iluminación es un importante factor a considerar, si desea incrementar los niveles de protección de su entorno.
La iluminación es una de las herramientas de mayor utilidad en el tema de la prevención, pero en oportunidades menos valorada. De hecho, una iluminación adecuada y suficiente llega a contribuir con una reducción de hasta el 21% en las estadísticas de delitos.
De allí la necesidad de efectuar un análisis previo de las debilidades que pueda tener una instalación residencial, comercial o industrial en lo que a iluminación se refiere versus los riesgos de delitos en su entorno. Por tanto, para efectuar la evaluación más asertiva en función de costos y beneficios, deben considerarse algunos aspectos técnicos básicos, buscando que la iluminación pueda cumplir tres funciones: prevención en las áreas de circulación vehicular y peatonal, apoyo para sistemas de circuito cerrado de televisión y factor disuasivo ante actividades delictuales.
Uno de las consideraciones a tener en cuenta es la reflectancia la cual es el porcentaje de luz reflejada en una escena y la cual depende entre otros del tipo de materiales presentes. Por ejemplo, el asfalto tiene un 5% de reflectancia y la grama el 40%. Otro aspecto es la reproducción cromática que implica la capacidad de una luz de reproducir fielmente los colores que se observan de un objeto. El índice (CRI) puede variar desde 100 en una lámpara incandescente hasta 5 en una lámpara de sodio de baja presión. Un CRI alto en áreas abiertas favorece a los peatones ver a mayor distancia y tener una percepción de la profundidad de mayor calidad.
Una iluminación donde hay niveles elevados de resplandor (brillo excesivo), afecta negativamente a los ojos no permitiendo ver con claridad por el enorme contraste entre objetos. Pero a su vez puede ser una favorable herramienta disuasiva ante actividades no autorizadas dentro del perímetro de una instalación.
Las áreas donde generalmente se aplican criterios de seguridad para la selección e implementación del tipo de iluminación son las cercas perimetrales, las áreas de circulación interna (peatonal o vehicular), áreas verdes (arbustos, jardines), fachadas de edificaciones, estacionamientos (abiertos o cerrados), áreas de carga, salas de control o monitoreo de seguridad, porterías y garitas. Cada una de las áreas mencionadas tiene sus particularidades que deben considerarse para establecer la iluminación a implementar. Dentro de los equipos a considerar están las lámparas, cuya vida varía entre por ejemplo una lámpara incandescente (de 1000 a 4000 horas) a una lámpara de sodio de baja presión (de 15.000 a 25.000 horas).
Existen importantes estándares nacionales e internacionales que sirven de guías para establecer los niveles de iluminación bajo consideraciones del área de seguridad industrial. Pero por otra parte, aunque menos conocidas, existen normas y textos que bajo el enfoque de seguridad física agregan valor a las medidas de prevención. Lo más importante es que el proceso de selección e implementación de la iluminación no sea empírico ni improvisado, por lo que debe considerarse la participación de profesionales con experiencia y calificación adecuadas.
Se trata de una valiosa herramienta que bien utilizada hará de su entorno un área más segura.