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“No sé qué hacer, todos los días me levantó con lo mismo porque lo único que se agarra (de dinero) no alcanza para comer, cada día es sobrevivir”, lamenta Milaydi Medina, ama de casa, que depende del salario mínimo de su pareja, de un ingreso “único” para alimentar “hay veces una sola vez al día” a dos hijas.
Reconoce que la inflación “no va a parar, ni a donde nos llevará esta situación. Los precios son más altos. Es de miedo”. La solución “es emigrar a otro país”, suelta Carlos Ballestero, trabajador del Ministerio de Educación. Junto a su esposa, Maritza López, docente y dependiente del Ministerio, siente angustia de “ver que ni un juguete buen” pudo dar a su pequeña de cuatro años en navidad.
El matrimonio asegura tener “tres sueldos y no poder” con la carga. Son dos remuneraciones por sus labores y una adicional “ocasional”, producto de la “pesca artesanal” que cada noche hace Ballestero para lograr enfrentar la crisis económica. “Si no fuera por la pesca estaríamos peor”, recalca López al lamentar que ser profesionales no es garantía para satisfacer necesidades.
Ballestero logra “mil y pico” al tirar la red en el lago. Millón y medio en bolívares, calculo real de la finanza familiar que supera los ingresos básicos devengados en una jornada mensual de la nómina de Educación.
La pareja siente que la pesca surgió como salvación “para poder subsistir en los días difíciles”, asegura Ballestero. “Si no estuviéramos como muchos” venezolanos, destaca López. “Buscando en la basura”.
La joven pareja desea salir de Venezuela. Ballesteros más que López. Mira a Colombia “como trampolín y después hacía adelante”. A continuar un rumbo desconocido, lejos del hambre. Y es que mientras la canasta básica a noviembre está sobre los 13 millones de bolívares, según Cendas, el salario oficial, decretado al mes, no supera los 500 mil bolívares al mes, y la inflación trepó a mil 300 por ciento.
La caída del poder de compras es un espiral en ascenso desde 2013 con aceleración en 2014. Según el Banco Central de Venezuela, la inflación escaló de 56,2 por ciento a 68,5; siendo el primero el doble registrado en el año 2012. Efecto se acentuó en los precios de los alimentos y productos de consumo masivo.