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Las últimas lluvias les han puesto los pelos de punta a los trabajadores del volante. Además del mal estado de la vialidad y la lentitud del tráfico cuando cae el agua, los choferes no saben de dónde van a sacar dinero para reparar sus vehículos “cuando lleguen las lluvias como es”.
Renato Urdaneta está varado, tiene su carro esperando por la reparación del cardán, porque este lunes la lluvia tapó un hueco en la avenida Los Haticos y el conductor llevó su unidad directo a la boca de visita sin tapa. “Espero hacer entre esta semana y la otra la plata para por lo menos emparapetarlo, porque de ahí comen mis hijos”, dijo el hombre que aprovecha para manejar unos días la buseta de un amigo.
Elio Fernández, conductor de la ruta El Soler, dice tener miedo porque por la rejilla frontal del autobús se le mete el agua. “Si le cae agua al motor no sé qué voy a hacer, pero si no salgo a trabajar no como”.
El caso de los carritos por puesto es igual de dramático, aseguran que las recientes lluvias han ocasionado que las bujías y alternadores se les quemen, incluso “el engrase del motor se pierde con tanta agua”.
Ignacio Sagasti, conductor de un vehículo por puesto, sentenció que esta modalidad de transporte público va desaparecer debido a la falta de repuestos. Asegura que están en su última fase de sobrevivencia. “Si ya estábamos mal, las lluvias nos van a terminar de sepultar”.