La locura “del no retorno”

 

Vivimos en medio de un relativismo cultural que conduce al muy peligroso pluralismo ético. El “no retorno” es una locura totalitaria más, de un régimen que nos tiene al borde del abismo. Sufrimos las consecuencias nefastas de la supremacía de lo militar sobre lo civil

Venezuela requiere, cuanto antes, superar la orientación equivocada del denominado Plan de la Patria (2013-2019) de “transición al socialismo” en pleno siglo XXI. La aplicación de este plan, que en esencia arranca desde antes de 2007, nos ha conducido en medio de un profundo fracaso, a un sistema político totalitario, de inspiración marxista-fascista. 

Sus consecuencias han sido funestas para la vida del país. Se ha instaurado un estatismo exagerado, con nacionalismo a ultranza. Vivimos en medio de un relativismo cultural que conduce al muy peligroso pluralismo ético. Sufrimos las consecuencias nefastas de la supremacía de lo militar sobre lo civil. Ha desaparecido la economía de mercado y la propiedad privada. 

Se experimenta un exagerado control de los medios de comunicación. Existe una obsesión enfermiza con la seguridad nacional y la búsqueda de un enemigo externo: imperio, capitalismo, burguesía u oligarquía, a los que hay que culpar por todo lo que ocurra. Un evidente personalismo rinde culto a la personalidad de líderes muertos y vivos. Es manifiesta la tendencia a tener un partido único y un sistema electoral hegemónico y desigual. 

El voto ha perdido su valor, en medio de un proceso de abolición de la soberanía. Con asombro percibimos un sincretismo entre religión y política: el bolivianismo y el chavismo tienden a convertirse en una religión de Estado, con culto a Bolívar como Dios y a Chávez como su profeta, mientras se ataca y denigra a la Iglesia católica, a la que pertenece la mayoría de los venezolanos. 

Y finalmente, el objetivo del Plan de la Patria de “pulverizar completamente la forma de estado burgués que heredamos”, ha tenido como consecuencia, la desaparición de la República, la ausencia de Estado de derecho y el desconocimiento de la Constitución de 1999. Todo esto ha culminado con la instauración de una Constituyente fraudulenta, con falsos poderes supraconstitucionales, para sustituir a la Asamblea Nacional, donde el régimen está en minoría. 

La orientación del Plan de la Patria -que busca traspasar “la barrera del no retorno” del socialismo fracasado a la República democrática de derecho- es necesario cambiarla radicalmente. Venezuela no puede renunciar a rectificar sus errores. Ningún régimen es infalible. Persistir en la instauración de un socialismo, sin sentido de la historia, es una torpeza. Por ello el “no retorno” es una locura totalitaria más, de un régimen que nos tiene al borde del abismo.     

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