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Me declaro profundamente esperanzado. Esta semana significó una bocanada de confianza y reivindicación del papel de las universidades autónomas de este noble país. Los rectores de las casas de estudios superiores, entre ellos este servidor, vivimos el martes parte de un día histórico. Esa mañana una comisión oficial de diputados de oposición y Gobierno nos recibió en el seno del Parlamento nacional para oír con atención las inquietudes y urgencias de nuestras instituciones educativas. Luego de más de una década de espera, un poder republicano atendió con oído sincero a nuestro clamor.
Pusimos sobre la mesa del diálogo gruesos expedientes sobre la amenazante inseguridad en nuestros campus, las fallas de presupuesto, el desmembramiento de la infraestructura, la escasez de insumos y la irremediable fuga de talento. Mención destacada merece el hecho que un zuliano y profesor de nuestra alma máter, el diputado Enrique Márquez, sea el presidente de dicha comisión y fuese quien muy amablemente nos acogiera en el seno parlamentario.
En nombre de la Universidad del Zulia, elevé mi voz ante la comisión para expresar nuestras hondas carencias en infraestructura y seguridad. No tenemos equipamiento suficiente para abonar la educación. Tampoco es posible el mantenimiento de los laboratorios, ni el empuje de la investigación o la reparación o sustitución de aires acondicionados para brindar condiciones mínimas para un aprendizaje digno. Así lo dejé saber en el Parlamento.
También advertimos sobre cómo la democracia universitaria está secuestrada en el Poder Judicial -aun aguardamos porque el TSJ destrabe nuestras elecciones internas-. Manifestamos nuestra aspiración a que definitivamente se debatan en el hemiciclo la reforma de la Ley de Universidades, la Ley Orgánica de Educación y la Ley Orgánica de Ciencias y Tecnología. Esos debates parlamentarios representarían la descentralización de recursos vitales para nuestro funcionamiento.
Acordamos dar acogida a una delegación parlamentaria en LUZ y en el resto de las universidades para que el Poder Legislativo constate nuestro drama. Confiamos que ese sea el primer paso del resurgimiento de la academia venezolana. Este martes fue un magnífico indicio de que la luz regresó a la casa de las leyes.