No
No se me viene a la cabeza otra palabra que hastío. El mambo desentonado de esta dictadura, que nos hace bailar con pasos atónitos, parece la barbaridad extrema del rufián. Es el argumento tenebroso para maquinar su prototipo de ingeniería a la inversa, pues en nada combaten con estas acciones su propio derrumbamiento, medido minuto a minuto, en el pantano movedizo en el que han convertido a Venezuela.
Este Comando Antigolpe, que salió al ruedo llevando sus estocadas desalmadas contra diputados, concejales y representantes políticos, fue anunciado casi a la par con el aumento improvisado del salario mínimo nacional, el cual siempre le da fuelle desbocado a esta inflación galáctica que día tras día desarma de esperanzas a los paupérrimos presupuestos de las familias venezolanas.
Este es el único país del planeta, en el cual el aumento de salario se convierte en una despiadada y lamentable catástrofe. Quienes laboran con mucho esfuerzo en el área privada, no saben si con este golpe de desquicio en el costado y en sus cuentas de pago, podría liquidar cruelmente a la economía de la organización y los propietarios tomen la infortunada tarea de disminuir la nómina o cerrar con estruendo la santamaría.
Estamos cansados de esos planes de la patria polvorientos y propiciadores del desasosiego nacional. Sus revenidas concepciones nunca llegan. No existe rectificación para el socialismo, pues dejaría de serlo. Este sistema de gobierno no es condescendiente y mucho menos sabe de lógicas y del bien común. Se recuerda que entre los puntos cruciales de aquellas delirantes e ilusorias mesas de diálogos, estaba precisamente el de liberar a los presos políticos con las inmediatez de la justicia de ojos abiertos.
Pero este mandato inconmovible no escatima esfuerzos para seguir asido a la silla presidencial, por ello recopila presos injustos como su carne de cañón, sirviendo tal vez de salvoconducto para su defensa final, cuando ya no pueda con las ilegalidades acuestas.
Posiblemente estas violentas y retorcidas actuaciones de seguir apresando a representantes políticos de la oposición -muchos con su inmunidad parlamentaria incuestionable-, les posibilite una negociación para menguar sus castigos o salir por la puerta de atrás sin las esposas puestas. O solo sean las acostumbradas fumarolas de humo para entretenernos con sus precipitaciones desconsoladas y no nos permita reflexionar en demasía, que una quincena no nos alcanza para ir dos veces a la panadería.