Resulta
La primera lectura que debe hacerse de los resultados electorales de las pasadas elecciones (10-D), es que los mismos no reflejan la realidad político-electoral del país, que el voto opositor no salió a sufragar por varias razones: la primera de ellas, porque terminó de perder la poca confianza que le quedaba en el rector electoral; la segunda y más preocupante para la oposición política del país, es la desesperanza y que no creen en una salida electoral a la crisis que en todos los órdenes vive el país, mientras el CNE sea dirigido por las mismas autoridades; la tercera y no menos importante es la división interna existente en la MUD, minada por los Caballos de Troya del viejo caudillismo que se niegan a morir políticamente y darle paso a nuevos liderazgos que se pudiesen conectar emocionalmente con la población.
Existen otros elementos en el escenario político que quizás algunos pudieran pensar que juegan a favor de la oposición, pero que finalmente terminan jugando a favor de la revolución, como es la miseria y el hambre cruel al que ha sido sometida la población; primero porque estimula más aún la emigración del voto opositor, y segundo porque luego a través de diferentes programas y misiones de ayuda, el régimen termina utilizando éstos como un instrumento de coacción político-electoral para su beneficio.
Con más de 330 alcaldías y 18 gobernaciones bajo el poder del régimen, y con este CNE, resulta difícil por no decir imposible, que en las venideras elecciones presidenciales se obtengan resultados diferentes a los ya observados en los dos últimos procesos electorales; más aún con los enemigos internos, empezando por el “Caballo de Troya Blanco”, que primero desde la AN y luego a lo interno de la MUD, se ha dedicado a frenar los avances necesarios para liquidar políticamente al régimen; pareciera que para los próximos comicios electorales su partido según el discurso del tirano va ser el único habilitado por el ente rector electoral por la oposición para participar en las venideras elecciones presidenciales.
De ser cierto ese escenario, el resto de los actores de la MUD debería replantearse el proceso de diálogo con el régimen, endurecer y potenciar la denuncia política contra la corrupción oficial, para que sirva como soporte en la creación de nuevas medidas y mecanismos sancionatorios que apunten a un mayor bloqueo financiero del régimen.