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Se produjo la Toma de Caracas a pesar de todos los anuncios catastróficos del Gobierno. No hubo un solo incidente que lamentar, salvo las detenciones en la previa de dirigentes opositores con fundamento en alegatos muy sombríos y cuestionables por la truculencia con que fueron expuestos por voceros oficiales. Desde conspiraciones de algunos alcaldes para impulsar acciones terroristas que provocaran un golpe de Estado contra el presidente Maduro y su Gobierno, a la presencia en el país de agentes encubiertos de organismos de inteligencia con el propósito de capturar a líderes oficiales para sacarlos del país a través de una extracción, que por su descripción era digna de la mejor película de espionaje y desestabilización contra un gobierno enemigo.
La mente calenturienta de Freddy Bernal nos permitió ver toda la descripción televisiva de los pormenores de lo que sería el tan alarmante golpe contra Maduro. El Gobierno, en su enfoque y análisis equivocado, no pudo determinar que para hacer esa manifestación, no era imprescindible la entrada a Caracas de 200 o 300 mil personas del interior del país. Para movilizar ese gentío se requería de una gran inversión, nada fácil en estos graves tiempos de escasez, por lo que la oposición supo inteligentemente distraer al Gobierno en su propósito de que concentraran su atención en cerrar vías, túneles, colocar alcabalas, reprimir, meter miedo, amenazar y detener personas, cuyo único propósito era para desestimular la asistencia, sin detenerse los estrategas oficiales, bueyes cansados por la carga de todos los fracasos de la gestión que ha llevado al país a la bancarrota, a no entender que la asistencia multitudinaria estaba garantizada por la gran capital y sus alrededores.
Como buenos farsantes y manipuladores, ante el fracaso del montaje del golpe, acoplaron el discurso a la idea de que la paz vivida ese día, obedeció al desmantelamiento de ese acontecimiento, el cual fuera anunciado tan cacareadamente por los encumbrados voceros oficiales, y como para que no quedara duda de esa opinión, igual pudimos ver en forma de cierre mediático, la convocatoria de la Canciller al cuerpo diplomático para decirle a los embajadores que esa era la verdad que ellos debían transmitir a sus gobiernos, ignorando la existencia de las redes sociales que describieron un acontecimiento totalmente distinto. Total el Gobierno, ante este nuevo montaje, para echar por tierra la mentira inicial, volvió a quedar en evidencia de su fracaso, el cual viene a fortalecer el 87 % que quiere revocar a Maduro. No era un golpe el objetivo, era demostrar que la MUD y el pueblo son dueños de la calle.