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Hay una lectura de los resultados de las primarias del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) que la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) no podrá pasar por alto: la denominada revolución bolivariana venderá muy cara su derrota y se valdrá de cualquier artimaña para ganar las elecciones parlamentarias del próximo 6 de diciembre.
La utilización de los recursos del Estado para la movilización de electores, la intimidación a los trabajadores de la administración pública y los beneficiados con las ayudas sociales como la Misión Vivienda, la parcialización del Consejo Nacional Electoral (CNE) y la extensión de los comicios hasta la medianoche son algunos de los excesos del oficialismo con los que tendrá que lidiar la oposición para hacerse con la mayoría de las curules.
Oswaldo Ramírez, director de ORC Consultores, explicó que cuando el PSUV tomó el pasado domingo la decisión de extender la votación tres veces, "prácticamente estaba dando una antesala de la prueba de dos sistemas de votación: primero cómo le funcionaba una votación espontánea y segundo cómo le funcionaba una votación absolutamente movilizada".
Si se toma en cuenta los reportes de los medios de comunicación nacionales, la primera estrategia no funcionó: la afluencia de votantes en horas de la mañana fue muy baja. Los niveles de participación a las 4.00 de la tarde eran de un millón 762 mil sufragios, según informó un analista que estaba monitoreando la contienda. Pero después de la primera extensión que anunció el CNE, el partido de Gobierno activó lo que Ramírez llamó el "ejército electoral" y la cifra de votos se disparó a tres millones 162 mil 400, según Diosdado Cabello, vicepresidente de la tolda.
La estrategia
¿Debería tomar en serio la MUD los números anunciados por el PSUV?, fue el debate de algunos opositores en las redes sociales. La respuesta de Oswaldo Ramírez es sí. "La oposición tiene que entender que sean reales o no esos votos, debe asumirlos como reales porque a partir de allí puedes determinar el alcance de la votación. Si cada una de esas personas lleva a otra, pueden ser unos seis millones. Es una operación de ejército electoral que la alternativa democrática no tiene montada”.
Y es que si algo le debió quedar claro a la coalición de partidos que adversan a Nicolás Maduro es que el Gobierno está dispuesto a buscar hasta en el último rincón del país el voto que necesite para ganar y que podrá extender las elecciones hasta la hora que necesiten para alcanzar la mayoría de circuitos.
“Guerra avisada no mata soldado, sabemos que tenemos una amplia ventaja de intención de voto. Tenemos que hacer el trabajo de aquí al 6 de diciembre para curarnos en salud contra todas las arbitrariedades que vimos ayer”, señaló Jesús "Chúo" Torrealba, secretario ejecutivo de la MUD, en un programa radial caraqueño, calificando el proceso interno como un "ensayo general de la trampa".
"¿Qué tenemos que hacer nosotros?", se preguntó el dirigente de la alternativa. "Pasar la página y hacer nuestro trabajo: saber que con eso nos vamos a enfrentar y que tenemos que organizar no a un partido, no a una coalición de partidos, sino a un país. Organizar a la familia venezolana para enfrentar a ese grupito de facinerosos con poder, y derrotarlos", contestó.
Freddy Guevara, coordinador político de Voluntad Popular, insistió en una rueda de prensa que esta próxima campaña es atípica y se necesitará de una unidad más allá de los partidos políticos. “Vamos a tener a todo el régimen allí con el uso de fondos públicos para la campaña. Pero, hay que materializar todo ese descontento en voto. Lo único más fuerte que el Estado es el pueblo unificado, el 6 de diciembre vamos a requerir a los estudiantes, las amas de casa, los empresarios, los que han sido humillados, de ustedes pueblo de Venezuela para lograr el cambio pacífico”.