La muerte agarra porpuesto

Los delincuentes interceptaron al conductor cuando llegaba a la parada de carritos por puesto en el barrio Guaicaipuro. Euclides Villalobos (58) tenía un mes sin trabajar luego de sufrir un accidente cerebrovascular. Sus compañeros lo describieron como íntegro, honrado y trabajador

Un solo disparo acabó con la vida de Euclides de Jesús Villalobos Finol (58), conocido como el “Gocho”. Llegaba con los primeros pasajeros a la parada de la línea Carmelo-La Curva-Obrero, en la parroquia Venancio Pulgar. Los delincuentes lo interceptaron para despojarlo de su Chevrolet Malibú, color marrón, placa 01AB9FV. Los testigos aseguraron que se alteró, discutió, se defendió y le dispararon.

La familia del chofer llegó a la avenida 101 del barrio Guaicaipuro. Quince autos de la línea Carmelo-La Curva- Obrero cerraban la calle. A los compañeros de trabajo de Villalobos se les veía indignados, mientras custodiaban el carro le comentaron a los dolientes que uno de los asaltantes le disparó desde la ventanilla del lado del conductor. La bala perforó la cabeza y quedó dentro del auto. 

Un compañero pasaba por el lugar cuando ocurrió el crimen y lo sacó del carro para ayudarlo. El “Gocho” ingresó, a las 6.00 de la mañana, al Hospital Universitario de Maracaibo. Los médicos lo atendieron, pero no soportó la gravedad de la herida y falleció al poco tiempo. 

La Policía científica se trasladó hasta el centro de salud para entrevistar a los familiares y llevar el cuerpo hasta la morgue, donde le harían la necropcia. En las entrevistas a los vecinos todos coincidieron que no reconocieron a los asaltantes.

Ejemplar

Los compañeros del conductor trasladaron el auto hasta la casa materna de la víctima “para que nadie le robara nada”. Las manchas de sangre ya se confundían con el marrón del cojín trasero del auto. 

Sentada en el patio de su residencia, Servilia Villalobos, madre de Euclides, lloraba a su hijo. Secó sus lágrimas con un pañuelo para detallar que Villalobos salió a las 5.00 de la mañana, como todos los días a su jornada laboral. Una hora y media después un amigo le tocaba la puerta para avisarle sobre el asesinato.

Los compañeros dijeron que ayer se reincorporaba de nuevo al trabajo, porque hace un mes sufrió un accidente cerebrovascular que le dejó una parálisis facial. “Aún estaba en tratamiento”, afirmó uno de los allegados.

Gregorio Zerpa, presidente de la línea, lo describió como honrado y tranquilo. “Ese hombre no hacía nada malo, era la persona más tranquila que existe”. Trabajaba en la ruta desde hace 30 años. 

Denuncia 

Los choferes de la ruta Carmelo-La Curva-Obrero denunciaron que se cansaron de los robos. “Esto es el pan de cada día, nunca había llegado a los extremos de que asesinaran a uno de nosotros”, acotó el presidente de la línea de conductores. 

Los atracos son, generalmente, en la mañana y luego en la noche. “Cuando se hacen pasar por pasajeros, se llevan todo y nos dejan botados”, agregó un conductor. Hace dos meses asaltaron a uno de los choferes, pero lograron recuperar el carro. No se imaginaron que la próxima vez la víctima estaría muerta. 

Los transportistas hacen un llamado a las autoridades para que activen un operativo en el sector y pueda disminuir el índice delictivo. 

 

 

 

Las manchas de sangre impregnaron el Chevrolet Malibú, marrón, placa 01AB9FV, que manejaba la víctima

 

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