El Día Internacional de la Mujer se celebra este 8 de marzo para honrar la valentía, capacidad y lucha de aquellas que desafían las adversidades y rompen barreras. Más allá de los discursos y las conmemoraciones, hay historias de mujeres que dejan huella, que con su ejemplo transforman el mundo, como la de la zuliana Daniela Romero.
Desde su nacimiento, enfrenta un camino de obstáculos con la determinación de alguien que nunca permite que su discapacidad defina su destino. A sus 38 años, demuestra que las limitaciones son solo aquellas que la sociedad impone, y que los sueños, cuando se persiguen con pasión, pueden hacerse realidad.
Daniela nació con osteogénesis imperfecta, conocida como la “enfermedad de los huesos de cristal”, un trastorno genético que hace que se fracturen con facilidad.
“No me aceptaban en ningún colegio”
Desde pequeña, su vida estuvo marcada por el rechazo de las instituciones educativas. Se negaban a aceptarla bajo la excusa de que no estaban preparadas para atender sus necesidades. Y empezó su primera lucha contra la sociedad para conseguir una educación digna, comentó en entrevista con el Diario La Verdad.
“Fue difícil”, recordó. No era justo que solo la admitieran en centros para personas con discapacidades mentales cuando ella no tenía ninguna limitación cognitiva. Su educación comenzó en casa, hasta que su madre logró inscribirla en un colegio cercano. Sin embargo, este tampoco contaba con la infraestructura adecuada, comentó.
A pesar de las dificultades, su perseverancia no cedió. Terminó la primaria con el apoyo de sus compañeros, quienes la ayudaban en lo que podían. Pero al llegar al bachillerato, la historia se repitió. Fue rechazada de todos los liceos con la excusa de que requería demasiada atención. No fue hasta los 25 años cuando logró acceder a secundaria a través de parasistema.
Años después, Daniela se graduó, acabando con los comentarios y las incógnitas de una sociedad que afirmaban que era imposible que pudiera estudiar y graduarse por su discapacidad. Asistió a sus clases, donde adquirió conocimientos y se formó, para hoy poder decir que es bachiller de la República.
“Nunca me rendí, porque deseo ser psicóloga”, expresó, con firmeza. Consciente de la importancia del aprendizaje, no se quedó como bachiller, sino que se formó en diferentes ámbitos, cursando diplomados de inteligencia emocional y aun continúa preparándose, demostrando que no existen sueños pequeños ni grandes, sino personas que temen al éxito.
“Ser maquilladora es complicado en mi situación”
Desde siempre, el maquillaje fue su pasatiempo favorito. Daniela comentó que le encantaba arreglarse para cualquier ocasión, pero jamás imaginó que su pasión se convertiría en un camino para inspirar a otras mujeres y a ella misma para seguir adelante.
Inicialmente, intentó formarse en el mundo de la manicura, pero por razones de salud tuvo que abandonar la idea. Luego, tuvo la oportunidad de tomar un curso de maquillaje y descubrió que podía hacer de ello su profesión. Sin embargo, el ejercicio de maquilladora le presenta un gran reto… la movilidad.
“Ser maquilladora es difícil, no solo por el traslado, sino por estar detrás de las modelos para hacer los retoques. Es complicado en mi situación”, reveló.
Sin embargo, no se rindió, continuó con su pasión y consiguió una solución, llevar su talento a las redes sociales. A través de plataformas como TikTok empezó a realizar videos en vivo y compartir contenido sobre maquillaje y empoderamiento femenino, convirtiéndose en un ejemplo para quienes creen que la discapacidad es una limitación y usó el maquillaje como una herramienta de empoderamiento.
“La autonomía lo es todo. No quiero que vean mi condición, sino mi capacidad de hacer las cosas”, agregó la maquilladora.
“Todos somos seres humanos”
Daniela no solo ha usado las redes sociales como plataforma para motivar a otros, sino que también ha llevado su mensaje a eventos y congresos. Ha participado en encuentros como “Venezolanos que Inspiran”, en La Universidad Central de Venezuela (UCV), en donde el aplauso del público y las muestras de admiración la hicieron sentir que su lucha tenía un impacto real.
Sigue rompiendo barreras y conquistando escenarios llevando el mensaje de que “cuando las personas ven a alguien con discapacidad, lo primero que hacen es limitarlo, cuando en realidad todos somos seres humanos”, y afirmó que “la principal barrera para las personas con discapacidad es la sociedad y la falta de educación sobre este tipo de temas”.
Asimismo, agregó que su crianza jugó un papel fundamental en su fortaleza. Sus padres nunca la sobreprotegieron ni la hicieron sentir menos capaz. “Aquí no hay personas con discapacidad, aquí hay personas”, le repetían constantemente, inculcándole la independencia y la seguridad en sí misma.
Sin embargo, la sociedad no siempre ha seguido ese mismo principio. A lo largo de su vida, Daniela ha tenido que enfrentar la incredulidad de quienes le han dicho: “No puedes lograrlo”. Pero su respuesta a esto siempre ha sido la misma, y es demostrar lo contrario.
Como activista de los derechos de las personas con discapacidad, ha identificado lo que considera una de las mayores barreras para ellas: “la sobreprotección de los padres.”
Además, agregó que “Muchos, por miedo o desconocimiento, terminan limitando a sus hijos y haciéndolos dependientes, cuando en realidad lo que más necesitamos es aprender a valernos por nosotros mismos.”
“Creo en el amor”

En cuanto al amor, confesó: “Creo en el amor, pero es complicado para una persona con discapacidad”. Explica que muchos hombres suelen fijarse únicamente en la apariencia física y no van más allá. Para ella, el amor debe basarse en la inteligencia y la madurez, no solo en la belleza superficial.
Sin embargo, mencionó que no es su prioridad en este momento, pues está en su trabajo como coach y activista, buscando el empoderamiento de las mujeres a través de sus “lives” en TikTok, sus charlas y sus conferencias.
En cuanto al tema de la mujer, a propósito de la efemérides, comentó “es duro reconocer que, en pleno siglo XXI, todavía existen femicidios, miedos y mujeres que no se atreven a luchar por sí mismas porque creen que no son capaces o no merecen más. Pero no es así. Hay que seguir adelante, romper miedos y demostrar que las mujeres somos poderosas”,
Y como buen modelo de inspiración hoy se encuentra escribiendo su autobiografía, un proyecto que relatará cada una de sus facetas, los momentos difíciles que ha superado y cómo ha logrado convertirse en un ejemplo de constancia y resiliencia.
Daniela Romero es una mujer con sueños, con determinación y con una historia que inspira. A través de su vida, ha demostrado que la discapacidad no es una barrera para el éxito, sino una condición que, con la actitud correcta, se puede enfrentar y superar.
En este Día Internacional de la Mujer, su historia recuerda que la verdadera fortaleza no está en la apariencia ni en las condiciones externas, sino en la capacidad de cada persona para desafiar lo que parece imposible. Ella es la prueba viviente de que no hay límites para quienes deciden luchar por sus sueños.
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