Inflaron
Este régimen de Arcángeles que jamás se equivoca ni siquiera si desea hacerlo a propósito, acaba de realizar un milagro: Multiplicó en un acto de pura magia -CNE mediante- y emulando a Cristo, los dos millones 600 mil votos que sacó el pasado domingo 30J, convirtiéndolos en ocho millones 69 mil papeletas. Un verdadero prodigio tal como cuando el Maestro Divino Jesús multiplicó los panes y los peces para darle de comer a una inmensa multitud de sus seguidores hambrientos que lo venían siguiendo.
El milagro del CNE no devino por acto de un taumaturgo divino, sino, para variar, de una trampita más de las tantas que saben hacer con cero infalibilidad, como lo es el contar los votos depositados en vez del número de votantes, que viene a ser lo correcto, lo legal y justo.
El truquito se montó de la siguiente manera: Cada elector tenía derecho a votar dos o tres veces, según si quería elegir a algunos constituyentistas de los tres grupos o sectores de la papeleta. El resultado fue el que dio el CNE, vale decir, ocho millones de votos, cifra esa que no corresponde con el real número de votantes, que fueron más de 2 millones seiscientos y pico mil de electores. En otras palabras: Solo lograron reunir 2 millones 600 y pico mil firmas, con todo y la presión, las amenazas de despedir a los empleados públicos que no fueran a votar o quitarles las viviendas asignadas o el paquete del CLAP.
Tan descarado y ventajoso abuso de poder es de extrema gravedad, habida cuenta de que inflaron el número de votos, pero nada dijeron del número de personas que fueron a sufragar el pasado domingo 30J, pretendiendo aprobar una Constituyente comunal ilícita, ilegal e inconstitucional, que es nula de toda nulidad. ¿Por qué tuvieron la osadía de cometer esa trampa? Sencillo: El número de votos por votante no les alcanzó para poder ser aprobada legalmente la írrita Constituyente. Necesitaban como mínimo unos cuatro millones de votantes para lograrlo.
¿Qué consecuencias traerá esta tramposería? Que la ANC de Nicolás Maduro es inexistente, jurídicamente hablando. No logró ser aprobada como debía ser, como sí lo hizo Chávez en 1999. Y al ser inexistente, no puede haber constitucionalistas elegidos, ni nada que se le parezca, por lo que toda actuación de la tal Asamblea Constituyente es nula de toda nulidad por ser írrita y afectada por graves vicios.
Todo este entramado se montó con la complicidad de las cuatro rectoras del CNE y el Alto Mando Militar, que se supone no debe parcializarse por ninguna corriente e ideología política.