La pandillita

Nuestra pandilla es una novela escrita por el estadounidense Philip Roth en 1971. El argumento se centra en el personaje Tricky E. Dixon, una caricatura del entonces presidente y se desarrolla a partir de un discurso que este dio en contra del aborto en el año 1971,  libra una guerra sin permiso del Congreso, pisotea los derechos y libertades fundacionales de EEUU

Nuestra pandilla es una novela escrita por el estadounidense Philip Roth en 1971. El propósito del autor es ajustarle cuentas a Richard Nixon y a su corrupta administración y lo hace a través de una sátira política hilarante y desmadrada en la que podría hallarse un claro paralelismo con nuestra realidad. El argumento se centra en el personaje Tricky E. Dixon, una caricatura  del entonces presidente y se desarrolla a partir de un discurso que este dio en contra del aborto en el año 1971. 

Nixon rebautizado en esta obra como Tricky, tramposo, se dirige a un ciudadano atribulado para explicarle que no hay ninguna contradicción entre su firme oposición al aborto en nombre del derecho a la vida del nonato y su falta de escrúpulos a la hora de ordenar bombardeos en Vietnam y Camboya que ciegan la vida de miles de seres humanos ya nacidos. Mucho de lo que en ella se dice es perfectamente aplicable a nuestro caso, donde una pandilla de tramposos maneja la hacienda pública a su antojo y no se enfrenta a la verdad que sostiene la mayoría del pueblo venezolano. 

Esta divertida invectiva va precisamente sobre la corrupción moral y política del presidente Nixon y su entorno. La hipocresía de su postura ante las barbaridades cometidas en Vietnam, lo retorcido de su retórica de abogado, la mezquindad de sus asesores o lo inverosímil de las mentiras que contaban para maquillar la verdad son las piezas principales de crítica que Roth sostiene contra la administración Nixon/Tricky y que por cierto, también se pueden leer en algunos de los rostros de quienes gobiernan actualmente a nuestro sufrido país.

Tricky, que libra una guerra sin permiso del Congreso, pisotea los derechos y libertades fundacionales de Estados Unidos y miente más que habla; está indignado porque los estudiantes opositores a la guerra de Vietnam se meten con él. Cualquier candelita que se prenda altera el humor de un mandatario intolerante, como en Libia, donde el dictador fallecido decía que eso era obra de las “cucarachas”. Cuando envejeció su dictadura y tuvo que partir, los periodistas del humor consiguieron todas las casas de Libia invadidas de “cucarachas”. En Venezuela, cuando este régimen se despida, el humor encontrará nueve terroristas por cada 10 casas que visite.

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