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En el lugar más oculto de la parroquia Venezuela habita la pareja más vieja de la Costa Oriental del Lago. Hermes González, de 114 años, y Aura Atencio, de 108 años, ambos descendiente de la etnia wayuu y desertores de sus tierras, sobreviven a la carencias y a los años.
A pesar de sus discapacidades físicas, la mujer se comunica con las manos, tiene movilidad en el resto de las extremidades de su cuerpo. Tienen apariencia de 80 a 90 años. José González, el único hijo de Hermes, detalla que la pareja solo se queja de dolores en las manos y piernas, lo que aumenta cuando les falta el medicamento o cuando uno no está cerca del otro. De resto, asegura su hijo, que son unos ancianos que no generan preocupaciones a la familia por su salud.
A pesar de que los años le han pasado factura a su rosto, la sonrisa de la mujer aún no se opaca. Para el hijo y los nietos, la jornada inicia desde la madruga en la pequeña vivienda, donde habita la pareja. Hermes se levanta cerca de las 5.00 de la mañana y ella un poco más tarde. Debido a su deficiencia visual, la mujer usa las manos para tocar a su esposo y saber que él está cerca de ella. Los nietos aseguran que esto le brinda una sensación de seguridad a ambos y les permite reconocerse.
A los dos hay que ayudarlos en el proceso de levantarse, asearlos y sentarlos en sus sillas o llevarlos al chinchorro. Por tener una familia numerosa, estas actividades se las comparten todos y le dan la atención requerida a los abuelos.
50 años juntos
De acuerdo con sus familiares, la pareja se conoció hace 50 años y desde entonces unieron sus vidas. Cada uno formó su familia en distintos matrimonios, que con el tiempo no funcionaron. Él tuvo un hijo y ella 10. En su soledad, decidieron unir sus vidas sin importar las costumbres y reglas de su etnia.
Hermes González sufrió en el año 2013 un accidente cerebrovascular (ACV), que no le ocasionó mayores daños, por lo que no le impide continuar con sus labores de pastorear cabras. Su esposa Aura sufre de artritis y desde que tuvo el diagnóstico usa una silla de ruedas. Con el tiempo fue perdiendo la vista.
50 años juntos llevan los esposos González Atencio