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Los sicarios de Jhon Wade ganan territorio en Zulia. Pero los cuerpos de seguridad los siguen de cerca y a la menor oportunidad, los acorralan, los detienen y cuando se resisten los liquidan. En solo dos días ultimaron a seis secuaces. La cacería inició en La Cañada de Urdaneta y se extendió al kilómetro 5 de la parroquia Santa Bárbara, en el municipio Colón.
Una comisión mixta de la División de Homicidios y la Brigada de Acciones Especiales de la Policía científica se enfrentó a Moisés Roberto Ríos Pozo (28), José Gregorio Urdaneta Urdaneta (35), apodado el “Coquito”, y Emmanuel José Ledezma Ledezma (25), alias el “Enma”.
Se escondían en la casa 8, tipo town house, en la calle 9 de la urbanización Los Caobos. Recibieron a los policías con tiros. En el careo solo hirieron a los sospechosos.
Peligrosos
Los tres hampones fungían como lugartenientes de la banda de Jhon Andrew, líder de la banda Los Wade e hijo de Jhon Wade, cabecilla de ese grupo delictivo que azota a los habitantes de La Cañada. “En esa zona, quien no paga vacuna, lo matan”, comentó un funcionario del cuerpo de investigaciones.
El oficial informó que Ríos, Urdaneta y Ledezma eran los encargados de coordinar los cobros de extorsiones y asesinatos a sueldo en Maracaibo y La Cañada. Planeaban extender sus actos de sicariato hasta San Carlos del Zulia, en Colón. La denuncia oportuna de una de sus víctimas los sacó del juego.
A todos se les abrieron dos expedientes por homicidios en los municipios Maracaibo y La Cañada de Urdaneta. Ninguno tenían antecedentes en el Tribunal Supremo ni condenas por sus delitos.
Tras el procedimiento, el cuerpo detectivesco incautó una camioneta Chevrolet Trail Blazer, placa AB079CE, y un camión Ford Tritón, así como una escopeta calibre 12, y dos pistolas calibre nueve milímetros.
En el poder
La banda, coordinada desde el exterior por Jhon Wade, se especializó en el homicidio, el cobro de extorsiones, robo y lesiones con armas cortas, largas y hasta explosivos. Los reportes del cuerpo detectivesco lo relacionan con delitos en las parroquias La Concepción y Chiquinquirá en La Cañada y Santa Lucía en Maracaibo. Se les vincula, además, con crímenes en la Costa Oriental y Sur del Lago. Los principales ingresos los perciben del pago de sus víctimas por rescate de vehículos, la venta de armas y cobro de vacunas, aunque hay quienes los acercan con narcotraficantes.