Esperemos los acontecimientos, sin trastabillar con la falta de fe. Hoy existe una posibilidad que no se respiraba hace un año. Estoy seguro de que no andamos a tientas y que, posiblemente, para finales de año, existirá otra Venezuela con sueños renovados
Para los escritores de gran ingenio y con la sabia fecunda de derrochar tintas en creatividad, resultaría fácil quizá desarrollar un desenlace. Existen libros cultivados de hechos sorprendentes, insaciables de anécdotas, que terminan al margen de la tranquilidad del lector. Puede culminar la obra con tres líneas para perturbar a cualquiera o generar un suspiro de alivio por no dejar fallecer al protagonista, quien gana de buen modo a sus enemigos acérrimos.
El relato del caso venezolano está atestado de jornadas complicadas. El final feliz no caerá del cielo como una lluvia liviana. Antes se observarán nubarrones tremendos, con ofuscaciones ineludibles y esa sensación de engaño tan desagradable.
Cada nueva noticia nos sacude las esperanzas. Pensamos que estamos abotagados de errores y los resultados serán los mismos de siempre, ganando el malvado de la película. Cuando se menciona el diálogo entre las partes, nos asustamos hasta la médula y comienza el conteo de los rumores sobre los temas que estarán sobre la mesa y si el acuerdo se dará remozado de mentiras.
Hay una nueva deliberación en Barbados. Se menciona con una insistencia encarnizada sobre unas posibles elecciones. Lo he dicho con una reiteración gastada que el problema no es Maduro. Él solo es una consecuencia de otros entramados generados desde Cuba. El plan de los invasores siempre será el de permanecer haciendo sus acrobacias, para no perder el beneficio petrolero gratuito que les da el lograr imponer a quien esté en el poder en nuestro país.
Por eso no resulta sorprendente, que el régimen venezolano se valga de cuanto truco pueda inventarse, para continuar enviando los 60 mil barriles diarios a la isla. Pese a que el Departamento del Tesoro norteamericano sancionó a 34 buques oficiales, han salido de los puertos nacionales cualquier embarcación pirata sin certificados internacionales.
Ahora bien, ¿qué sucederá con estos posibles comicios poco deseados realmente por la población? ¿Será realmente Héctor Rodríguez el candidato de estos degenerados? ¿Nos dejaremos envolver de nuevo por las sombras aciagas de la dictadura cubana? Se especula que Maduro ya le ha levantado la mano al gobernador de Miranda.
Lo más grotesco es que el verdadero adversario de Rodríguez es Diosdado Cabello, quien ansía el poder total de la nación. Resultaría desagradable la chanza de ver a estos dos -uno totalmente calvo y sin un pelo de ingenio, mientras al otro solo le sobra en el apellido, con la maldad corroyéndole en las entrañas-, tratando de ganarse el consentimiento de los isleños.
El régimen realmente desea este sufragio enmascarado. Aunque traten de exponer una sensación de catástrofe sobre este evento. Sería el plato servido para otra de sus escaramuzas y falsear cualquier resultado. Esta posibilidad desconcertante la sabemos todos, principalmente quienes apoyan a Guaidó desde el exterior. Este no es un juego de iletrados en recelo. Se juega más que el provenir de un país.
El Presidente interino ha sido claro en sus argumentaciones sobre el tema. Para él este diálogo es solo un frente de lucha. Ha dejado en claro su incapacidad para la candidez, que no se dejará mentir, que ya conoce la receta de memoria. La frase endilgada de cese de la usurpación, Gobierno de transición y elecciones libres, sigue impertérrita desde la acción inicial.
Los forajidos del poder venezolano continúan con su presión hacía él. Recientemente secuestraron a Erick Sánchez y a Jason Parisi, miembros de su equipo de seguridad en Caracas, quienes resguardaban a su familia en ese momento y el Presidente encargado se encontraba en Trujillo.
Mientras, EEUU solicita a Maduro información del paradero y condición de los seis ejecutivos de Citgo, exigiendo la liberación inmediata de estos estadounidenses. El Gobierno Trump no necesita de motivos diversos para tomar la justicia por sus manos. Recordemos que la irrupción militar en Panamá se dio cuando fue asesinado uno de sus diplomáticos.
Me tomaré el atrevimiento de decir que no habrá comicios de ningún tipo en este momento histórico. Muchos ya la dan como un hecho y hasta preparan la parafernalia de la propaganda electoral. Pero solo las harían con la posibilidad de que den siempre a su favor, con sus métodos medidos y su gama de injusticias. Pese a que amenacen con reiteración precipitada a Guaidó y nos desanimen con sus discursos inservibles, el tiempo juega en su contra, con una severidad tremenda.
Las sanciones continuarán su juego de quebrar a sus aliados y al entorno directo. También se manejan fechas para la culminación. Esperemos los acontecimientos, sin trastabillar con la falta de fe. Hoy existe una posibilidad que no se respiraba hace un año. Estoy seguro de que no andamos a tientas y que, posiblemente, para finales de año, existirá otra Venezuela con sueños renovados.