Nosotros
De manera cotidiana se afirma que la política es un arte. Por tanto, es una práctica de la libertad, autoconocimiento y restablecimiento de las posibilidades perceptivas del hombre. Cuyo objetivo fundamental debe estar orientado a ensanchar el horizonte vital y espiritual que los seres humanos nos proponemos alcanzar, en función de lograr la felicidad y la libertad. Por tanto, quien se dedica al ejercicio de la política tiene que ser responsable, organizado, serio, firme, batallador en la defensa de sus convicciones: tiene que ser conversador y dialogante sobre los temas más diversos que uno pueda imaginar, hiperactivo en el mejor sentido del término, preocupado por las cosas que se compromete realizar.
A qué viene esta reflexión, se preguntará usted. La misma está determinada por la pretensión del oposicionismo venezolano de violar las normativas jurídicas, establecidas en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Al respecto veamos. El flamante diputado Henry Ramos Allup, presidente de la Asamblea Nacional, en declaraciones a la prensa nacional el viernes 8 del presente mes, dijo: "Nosotros prometimos tres cosas, recuperar la condición autónoma del Poder Legislativo nacional, promulgar la Ley de Amnistía y buscar un mecanismo para salir del Gobierno". En dichas declaraciones calificó de "delictiva" a la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, institución que, junto al Alto Mando Militar, según él, son el sostén del Gobierno.
Conocido es que la democracia liberal, tiene en las instituciones del Estado y en las elecciones sus pilares fundamentales. Por lo que, el político democrático, si en verdad lo es, antes que promover la desestabilización de las mismas, está obligado a dar sus aportes para que estas funcionen normalmente.
Pero el "prócer" Ramos Allup, en su afán de convertirse en el máximo líder del oposicionismo, le da palo a todo lo que se le atraviese. Él es él y después de él más nadie. La última tropelía la cometió contra el destacado constitucionalista doctor Hermánn Escarrá, quien, sin entrar a analizar, por ahora, las consecuencias políticas que ello generaría, afirmó que la Constitución Bolivariana faculta al Presidente de la República, como jefe de Estado, para “presentar una enmienda, sin pasar por la Asamblea Nacional, esa enmienda, solo requiere un artículo (…) no requiere más, para así reducir a 60 días el período constitucional de ese espacio en donde se debe legislar para todo el pueblo venezolano y no para un sector que pareciera estar interesado en beneficiarse". Y que, solo haría falta agregar al final del escrito, que “se trata de una Asamblea en transición". A ello, el adeco refranero Ramos Allup, respondió: "Yo no hablo con payasos sino con el dueño del circo".
Qué pensar ante estos desvaríos. Que no hay otra intención que la de nuevamente sumir a nuestro país en hechos de violencia. Pruebas sobre ello existen, en enormes cantidades. Las mismas van desde el magnicidio, pasando por el recrudecimiento de las guarimbas, la penetración de grupos paramilitares en nuestro territorio, profundización de la guerra económica y la guerra psicológica, hasta la invasión extranjera.
Nosotros esperamos que la sensatez se imponga. Que a la política se le otorgue su condición de ser un arte. Que se respeten las instituciones del Estado. Que las acciones que se tomen sean en estricto apego a lo establecido en la Constitución Bolivariana. Dentro de la Constitución todo, fuera de ella nada. La unión cívico-militar, establecida en nuestra patria y el Gran Polo Patriótico son la mejor garantía que así será.