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Dependiendo del tipo y la ubicación de la psoriasis, esta puede causar complicaciones exponiendo al paciente a un mayor riesgo de desarrollar otras afecciones, como las asociadas al síndrome metabólico con niveles elevados de insulina y dislipidemias (aumento del colesterol malo y triglicéridos), enfermedad cardiovascular (presión arterial alta e infarto al miocardio), enfermedad inflamatoria intestinal y neoplasias malignas.
Luz Marina Aular Machado, dermatóloga, explicó que el síntoma más notorio de la psoriasis es la formación de placas de piel de color rosado con una descamación plateada o blanquecina, que puede aparecer desde una pequeña lesión hasta múltiples de gran tamaño. Puede afectar el cuero cabelludo, palmas y plantas de manos y pies, pecho y espalda. En algunos casos se manifiesta también en las uñas, haciéndolas más gruesas y de color amarillento.
“La psoriasis se puede confundir con enfermedades como tiñas del cuerpo y de las uñas (hongos), dermatitis seborreica, reacciones alérgicas cutáneas, dermatitis de contacto, liquen plano y linfomas cutáneos”, aclaró la galena.
Sin embargo, los pacientes con psoriasis grave tienen un riesgo más alto de desarrollar otras patologías como la deficiencia de folato: una vitamina esencial para la función nerviosa, problemas del corazón, obesidad y diabetes.
¿Qué hacer?
Luz Marina Aular Machado, dermatóloga, asegura que existe un grupo de terapias que van desde cremas y lociones tópicas, fototerapias, además del uso de medicamentos sistémicos (vía oral y parenteral), los cuales pueden mantener a los pacientes alejados de los brotes y evitar las complicaciones como la artritis psoriásica y otras patologías. No debe aislarse o tener vergüenza; un adecuado tratamiento le dará una calidad de vida íntegra y podrá desarrollarse tanto en su vida laboral como familiar sin ninguna complicación.