sábado, diciembre 14, 2024
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La revolución en salsa

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Luce desconcertante que el líder máximo de la “revolución” inaugure un programa radial que se llama  La Hora de la Salsa en los momentos más críticos de la vida republicana. No sé si es una confesión burlona de que la pretendida revolución es un guiso gigantesco

“Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”, P.J Goebbels

La salsa en términos culinarios es la base de algunos guisos. Es una mezcla que se usa para dar sabor a algunas comidas. En términos musicales, es la fusión de varios ritmos caribeños de raíces africanas. Por eso luce desconcertante que el líder máximo de la “revolución” inaugure un programa radial que se llama La Hora de la Salsa en los momentos más críticos de la vida republicana. No sé si es una confesión burlona de que la pretendida revolución es un guiso gigantesco, aludiendo a la corrupción generalizada, descarada y festinesca por parte de un grupo radical en sus expresiones, pero, muy ligero en sus vandálicas acciones. Lo cierto es que al pueblo le puede faltar la comida, puede no conseguir alimentos, pero a ese pequeño grupo nunca le faltan los condimentos y siempre habrá salsa para sus guisos.

Si el programa radial es para expresar sus ideas mediante la letra de ese género musical porque ya le fastidia su manido discurso, seguramente querrá apelar a Goebbels para no comunicar tantas malas noticias, tanta tragedia cotidiana,  y procurará distraer a ritmo de salsa. La verdad, como dice un amigo, el régimen luce desubicado.

A veces pienso que lo que quieren comunicarnos es que “la revolución está en salsa”, frase esta que en nuestro medio significa amenaza; es algo o alguien que está molestando y se le amenaza con botarlo o desaparecerlo, que va a ser sacado de escena. ¿Será que así lo presiente el régimen?. La revolución está en salsa porque el pueblo ya quiere quitarla del medio; porque ya son demasiados los guisos, porque ya es insoportable el olor de la podredumbre moral. El país ya no soporta el ritmo del cinismo, el engaño, la ineptitud, la hipocresía, el pillaje, la inmoralidad. 

Ya no se quiere seguir bailando al son que quieran  tocar; lo que se quiere es imponer los acordes de la democracia, de la libertad, del progreso, de la honestidad y la decencia. El país anhela esa fusión de bienestar que produce el trabajo productivo; el sustento diario; la salud; la seguridad; la convivencia; el respeto, y la riqueza acumulada con esfuerzo propio. La salsa de la vida es la dignidad, la justicia y la paz. Son aderezos necesarios  que permiten vivirla  y es lo que le da un auténtico sabor para bailarla y disfrutarla.

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