La
La crisis profunda que vive Venezuela es fundamentalmente institucional. Si las instituciones funcionaran con un criterio de justicia, igualdad, solidaridad, respeto, constitucionalidad, muchos entuertos se habrían corregido en el transcurso de todos estos años. Pero la realidad es que este gobierno, desde que lo es, sólo se dedicó a controlar todos los poderes públicos y ahora todos estamos sufriendo la utilización de esos poderes, especialmente del Judicial, cuyas decisiones afectan la democracia y la voluntad del pueblo.
La primera decisión fue de la Sala Electoral que quebró las dos terceras partes del Parlamento con el caso Amazonas. Lo demás se debe a la Sala Constitucional. Esa sala ha decidido limitar hasta casi hacer desaparecer la competencia de control de los poderes públicos que tiene la Asamblea Nacional, ha violado la Constitución al declarar vigente el decreto de estado de excepción y su prórroga, dictados por el Ejecutivo nacional, cuando su vigencia también dependía de la aprobación del cuerpo legislador. También se ha dedicado la Sala a declarar inconstitucionales todas las leyes que han sido sancionadas por la Asamblea. También decidió la Sala limitar la iniciativa legislativa del Parlamento en materia de la organización y funcionamiento de los demás poderes públicos, lo cual es otra barbaridad absolutamente inconstitucional.
Ya recientemente la Sala decidió admitir, después de 6 años un recurso de nulidad introducido por la MUD dejando sin efecto varios artículos del Reglamento Interior y de Debates de la AN. Pero eso no es todo. La espuria Sala decidió que el estudio de impacto económico que debe acompañar todo proyecto de ley, debe ser considerado previamente por el vicepresidente de la República. Y para cerrar con “broche de oro” decidió la bendita Sala hacer consideraciones sobre la propuesta de enmienda constitucional que solo ha tenido una discusión en el seno del Poder Legislativo. En definitiva, esta Sala perdió su esencia y su razón de ser. Sus decisiones fortalecen nuestra propuesta de revocatorio. Esos magistrados tendrán que encontrarse con la justicia.