Presenciamos otra opereta sobre las denuncias contra Guyana por el Territorio Esequibo el cual consideran abrumadoramente los venezolanos es irrecuperable
El Gobierno no acierta en nada. A todos los fracasos en su política interna se agrega el desastroso desempeño en política exterior. No obstante que pudieran decir que las relaciones con China y Rusia han sido exitosas, pero que sobre las mismas la mayoría del país considera que se soportan en un entreguismo a cambio de recibir préstamos en dinero, los cuales vienen a nutrir las finanzas públicas que luego se convierten en fuente de corrupción y de altísima inflación que agobia a los venezolanos, agregándose como contrapartida la obligación de comprar todo lo que nos venden los chinos, constituyéndose estas relaciones en un sometimiento imperial que vulnera y socaba la soberanía del país.
Así tenemos el fracaso diplomático sobre la supuesta invasión de EEUU, que concluyó en la Cumbre de Panamá con grandes penas y ninguna gloria. Luego presenciamos otra opereta sobre las denuncias contra Guyana por el Territorio Esequibo el cual consideran abrumadoramente los venezolanos es irrecuperable. ¿Qué ha ocurrido con este caso? Nada; habiendo quedado el país en posición muy endeble. Como ese circo no puede suspender sus funciones, porque esa es precisamente su tarea, distraer a la opinión pública de dentro y fuera ahora le tocó a Colombia, habiéndose ideado para ello cerrar la frontera con el Táchira como supuesta vía para evitar el contrabando de gasolina, alimentos, combatir el paramilitarismo y proteger el insignificante valor del Bolívar devaluado in extremis a causa de un control de cambio que ha acabado con la economía del país. El Gobierno reconociendo el error cometido está moviendo todos los tentáculos para que ahora en forma apresurada se produzca una reunión entre los Presidentes de ambos países y buscar una solución a la crisis creada torpemente.
Todos estos fracasos en política exterior se deben a que su diseño y ejecución ha obedecido ciegamente al ideal de un proyecto político aventurero, el cual no ha considerado como prioritario los más altos intereses del país y sus habitantes, sino el de un grupo político insurgente que llegaron al poder convencidos que era para siempre y solo para ellos y mientras esa sea la orientación, continuarán fracasando y humillando la dignidad nacional.