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Si el carbón fue el elemento básico de la primera revolución industrial (siglo XVIII) y el petróleo y otros combustibles fósiles de la segunda (siglos XIX y XX), hoy estamos a las puertas de una tercera revolución industrial, que según J. Rifkin destacado economista norteamericano, será movida por las denominadas energías renovables. Todo ello indica, que vamos camino hacia el final de la era de los combustibles fósiles, situación que debe llevar a los Petroestados como el venezolano, a poner las bases de una economía post-rentista, lo antes posible, mediante una diversificación racional de sus estructuras productivas, sin condicionantes ideológicos decimonónicos. Para el economista mencionado, la tecnología energética sacará al mundo desarrollado de la crisis actual, mediante una tercera revolución industrial, creando millones de empleos en todas las latitudes. Esto será posible, siempre que exista voluntad política de los gobiernos para utilizar inteligentemente los recursos tecnológicos disponibles, en materia de energías alternativas.
Se estima ,que en el mundo globalizado de hoy, dentro de una sociedad del conocimiento, la tecnología de internet y las energías renovables, están a punto de fundirse para crear una potente nueva infraestructura que cambiará al mundo en el siglo XXI. Se espera, que cientos de millones de personas producirán su propia energía no contaminante en sus hogares, oficinas y fábricas y la compartirán unos con otros en un “internet de la energía”, al igual que ahora generamos y compartimos información en línea. Ese fenómeno, considerado la democratización de la energía, también traerá la reorganización fundamental de las relaciones humanas, que repercutirá en todas las maneras de gestionar las empresas, el Gobierno, la educación y los compromisos en la vida cívica. De allí entonces, que el impacto que podría tener la democratización de la energía a lo largo de toda la sociedad si fuese administrada por la tecnología de internet, se perdería de vista, no podemos ni siquiera imaginarla.
Finalmente es necesario afirmar, que debido a que la energía renovable está ampliamente distribuida en el mundo, una tercera revolución industrial podría tener efectos más beneficiosos en los países en desarrollo que las dos anteriores. Estos países podrían reducir significativamente el tiempo y el dinero que costaría realizar una transición hacia una nueva era de la energía renovable. Según Rifkin podemos llegar a una era sostenible post carbón a mediados de siglo.