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El país vive la pesadilla de no saber hacia dónde va. No hay claridad de propósito y las propuestas de solución a los ingentes problemas que padecemos, ni se discuten ni están disponibles, solo se “corre la arruga”. De esta incertidumbre se aprovecha el Gobierno nacional para parar de manera indefinida cualquier proyecto, darle luz verde a uno que solo incrementa nuestro sufrimiento o simplemente lo desecha sin razones ni explicaciones. Es la absurda oscuridad de más de tres lustros, en medio del sol resplandeciente.
Cada día se potencia la presencia de un hecho que se publicita y difunde para cubrir los anteriores. La semana pasada el régimen se ocupó de repudiar la presencia del expresidente español Felipe González, pero se olvidó de los problemas cotidianos de los venezolanos. Mientras corre el tiempo para que se convoquen a las elecciones parlamentarias, cuya fecha ha dado lugar a rumores, cualquiera de ellos más descabellado que el otro, de manera irresponsable no se despeja la duda, dejando que todo fluya como en el limbo. Indudablemente, en la lucha electoral tiene ventaja el Psuv porque recibe el apoyo del Gobierno para poner en marcha su maquinaria.
Otro tanto ocurre con las universidades autónomas, que las han distraído con eventos milimétricamente diseñados: primero la cuestión del presupuesto, después la asignación a dedo por la Opsu de toda la matrícula de nuevos ingreso y últimamente la mascarada del incremento salarial que nos ha dejado exhaustos con las maniobras distraccionistas para que, al final, el Gobierno impusiera su voluntad utilizando a los sindicatos que le son afectos y de quienes creen que son beneficiados con las migajas que otorgaron y nos consolamos diciendo que es un adelanto “a cuenta de”. En el interín trató y en cierta forma logró, la desunión de los gremios puesto que enfrentó al personal académico con el administrativo y el obrero. Esas heridas no son fáciles de restañar ni recobrar la confianza perdida.
Con tal cantidad de eventos que se suceden, no observamos una de las estrategias gubernamentales para hacerse del control de las universidades autónomas. Mantiene contentos a quienes, de acuerdo con su óptica, será el “Caballo de Troya” que les permitirá instalarse en las universidades autónomas, porque, de seguro, la decisión sobre la demanda de las universidades respecto a la Ley Orgánica de Educación, será favorable al Gobierno.