Nada detuvo a los venezolanos para realizar la Toma de Caracas con millones de personas en las calles de la capital venezolana y en las distintas ciudades del interior
La Toma de Caracas no podía tener otro resultado que la presencia masiva de los venezolanos en las calles de la capital, demostrando la aspiración de cambio que desea la totalidad de la nación, y al mismo tiempo, haciéndole ver al régimen comunista de Nicolás Maduro que no le tienen miedo a sus amenazas y hostigamiento diario a través de insoportables cadenas de medios radioeléctricos a todas horas del día.
Las atrocidades en contra de la democracia y los derechos humanos cometidas por el régimen comunista de Nicolás Maduro en los días previos a la Toma de Caracas, descomunal movilización de masas que debió convocar la oposición democrática venezolana para presionar al régimen y sus instituciones a la realización del referendo revocatorio, no son más que la demostración fehaciente e irrefutable de que se encuentra acorralado y sin salida.
Observamos como montan expedientes, inventan delitos, siembran “evidencias”, persiguen, hostigan, intervienen ilegalmente teléfonos y correos electrónicos, en una diabólica acción criminal en la cual se especula que trabajan los mercenarios del G2 cubano que tenemos instalados en nuestra patria, y hasta combatientes llegados de otros confines bien entrenados para torturar y asesinar sin piedad.
La violencia verbal y física, detenciones arbitrarias como las practicadas a jóvenes dirigentes de los partidos democráticos en los días de la recolección de las primeras firmas que volvieron loco al régimen, porque sabía que era el comienzo de su fin. Los allanamientos a las residencias del diputado Lester Toledo y otros luchadores sociales, como Antonio Ledezma, Daniel Ceballos, y Manuel Rosales practicadas por Maduro y sus secuaces, son signos de desesperación y no evidencian otra cosa que la inmensa debilidad en que se encuentra el régimen, incapaz de dirigir a una nación democrática.
Pero se equivocaron. Nada detuvo a los venezolanos para realizar la Toma de Caracas con millones de personas en las calles de la capital venezolana y en las distintas ciudades del interior, luchando por la realización de su derecho constitucional de revocarle el mandato al culpable de la tragedia que vive la nación entera; un país inmensamente rico, que nada sobre una colosal riqueza petrolera con las reservas más grandes del mundo, la inflación convierte en polvo cósmico sus raquíticos ingresos, mueren niños a causa de la desnutrición y los venezolanos se mueren de hambre y mengua en los hospitales donde no se consigue ni alcohol.
Si las marchas del 11 de abril del 2002 fueron descomunales, esta superó con creces a aquellas. Fue toda la nación venezolana que tomó las calles.