jueves, diciembre 12, 2024
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La transición y el chavismo original

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Todos hablan de una transición, entre ellos, el “chavismo original”; pero ¿cómo ellos pueden integrarse; cómo poder olvidar ese legado negro y delictivo que han cultivado? Ciertamente, Venezuela en su salvación estructural necesita de todos y para ello es necesaria la mayor unidad posible

El engendro y su régimen están, por acción y omisión, en una completa decadencia; sufren desde hace tiempo una pérdida de fuerza y su importancia para la sociedad es “nula absolutamente”. No hay espacios para recomponerse; su estructura gubernamental está colapsada, porque hay ausencia absoluta de respuestas a los graves problemas de la sociedad que generan, simultáneamente, un rechazo apocalíptico a todo aquello que constituye la filosofía de acción de los ñángaras en el poder y también para los que simulen su apoyo aunque este parezca imperceptible.

El ocaso del engendro y de su régimen es evidente, solo tenemos que observar la actitud revanchista de muchos de quienes en otrora eran parte de ese mamotreto llamado PSUV; ellos se desmarcan sin ningún tipo de rubor moral y sienten públicamente la manera de cómo el engendro burló el respaldo y la confianza que el “comandante eternamente enterrado”, le dio cuando pidió en cadena que lo eligieran Presidente de Venezuela. Claro, es público y notorio que esos que critican al engendro también son constructores del fiasco histórico más grande que ha tenido nuestro país y son corresponsables del desmadre estructural causado a la sociedad venezolana. Quién puede negar que eso que denominan “chavismo original”: Rafael Ramírez, Giordani, María Gabriela y muchos otros “zánganos”, edificaron la corrupción jamás vista y que fueron artífices del gobierno del incapaz que hoy para desgracia de nuestro pueblo está en el poder.

En el ocaso del engendro también tiene un rol estelarísimo la FAN; ¿quién duda que el Alto Mando Militar sea impulsor del fracaso del engendro y de su régimen? Ellos aceptaron de rodillas que los cubanos gobernaran el país y permitieron que el G2 cubano asumiera las riendas de la totalidad del Gobierno. La FAN entregó a los cubanos la soberanía nacional, violando irresolutamente lo que están obligados a cumplir: la Constitución nacional. Además, son protagonistas in situ de todo el espectro de corrupción que desfalcó las arcas del tesoro nacional y que tiene al pueblo al borde de la muerte. Ahora, muchos de ellos también se denominan “chavismo original”.

El ocaso del engendro no tiene espera, está con luz incandescente, brillando en todo el espacio nacional y su reflejo extrapola fronteras; las alarmas están encendidas en todas las organizaciones internacionales que tienen el poder de defender la democracia y las libertades en el Universo. Venezuela está en la mira, el engendro está en la mira, los militares de alto rango están en la mira, los miembros del PSUV están en la mira. Podrán salvarse de un paludismo, (por cierto, está en todo su esplendor en el país) pero no de los tribunales internacionales y allí van a pagar cara la osadía de pretender perpetuarse en el poder. 

Todos hablan de una transición, entre ellos, el “chavismo original”; pero ¿cómo ellos pueden integrarse; cómo poder olvidar ese legado negro y delictivo que han cultivado? Ciertamente, Venezuela en su salvación estructural necesita de todos y para ello es necesaria la mayor unidad posible, para construir un equipo de trabajo que en uno o dos años, puedan despejar el camino para lograr un verdadero Estado de derecho, que consolide en tiempo y espacio la CN y origine los cambios trascendentes en lo político, económico, social, cultural y ético.

Si existe en la diversidad ideológica venezolana, hombres y mujeres capaces de lograr con su trabajo y su inteligencia una transición gubernamental exitosa, para construir un futuro de solidez en todo el ámbito estructural de la acción ciudadana, que convierta nuestro país en uno del primer mundo y genere la “conciencia social” necesaria para permanecer por seculum seculorum en libertad, justicia, y en la pluralidad política. Para luego es tarde.

 

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