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El pasado sábado 29 de agosto, el Diario El Nacional, en su página de sucesos registró la siguiente información: “María Senovia Aguirre, de 86 años de edad, murió al caer y ser pisada por una multitud que desde las 3.00 am. hacía cola en una jornada social para la venta de alimentos, en la avenida Pedro Pérez Delgado, en Barinas. Las personas huían de las bombas lacrimógenas, de perdigones de la GNB y de la Brigada Antimotín de la Policía Regional que lanzaba los explosivos para controlarlos porque se abalanzaron a la entrada de la venta, una vez que comenzó a funcionar”.
“Más de un centenar de personas resultó lesionado, debido a la estampida integrada por dos mil personas aproximadamente”.
“María Senovia Aguirre fue trasladada al Hospital Arnaldo Camacho, ubicado en la población de Sabaneta, pero murió en el centro clínico debido a la gravedad de las lesiones que le causaron los pisotones. Algunos de los lesionados fueron identificados como José Manuel Velasquez, Sandra Azuaje, María Pérez, Ana Medina, Carmen Herrera, Rosa Bouque, Maholy Tapia, entre otros, debido a la inhalación de los gases y a las heridas al caer en el pavimento”.
“Pobladores de la zona rechazaron la acción violenta por parte de los funcionarios policiales y militares que dispararon y lanzaron lacrimógenas para controlar a la multitud que desde muy temprano hacía cola para hacer sus compras”.
Lo narrado por la nota de prensa anterior, repetida en varios medios de comunicación nos produce una mezcla de sentimientos de tristeza y de indignación, tanto por las circunstancias en las cuales muere esta humilde mujer venezolana en la tierra donde nació el llamado Comandante Eterno de la también llamada revolución, como por el empeño de quienes se consideran sus herederos en el poder, de no darle espacio a la sensibilidad humana y rectificar los graves errores económicos, políticos y sociales, que son la causa indiscutible de que María Senovia muera aplastada por los pisotones de los que competían con ella en el esfuerzo por conseguir alimentos para ella y su familia. Ya está bueno de soportar el alto costo de la vida, la inseguridad ciudadana, la escasez y la corrupción con impunidad.
María Senovia estaba haciendo una cola cuando murió pisoteada. El 6-D hagamos la última cola para que no sigan pisoteando los derechos del pueblo venezolano.