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Muchas personas no entienden cuál es el alboroto con la fulana película El Despertar de La Fuerza o Episodio VII de Star Wars que estrena mundialmente mañana viernes. Para responder con propiedad esta aparentemente “simple pregunta”, es preciso remontarse a “hace mucho tiempo en una galaxia muy, muy lejana”.
En 1977 con todas las apuestas de la industria cinematográfica en contra, un presupuesto sobregirado y al borde de un colapso nervioso, George Lucas estrenó con impresionante éxito una película futurista llamada La Guerra de Las Galaxias. En ese momento solo un puñado de salas quisieron aceptar lo que calificaron como “una película para niños”, pero la respuesta del público fue tan abrumadora que pocos días después los estudios 20th Century Fox estaban literalmente sepultados en solicitudes de cines ansiosos por exhibir la opera espacial.
El poder de la Fuerza
Lo que Lucas logró a finales de los 70 y consolidó a principios de los 80 con las secuelas “El Imperio Contraataca” y “Retorno del Jedi” no fue solo dar luz a una trilogía que definió un género cinematográfico, catapultó un imperio mercadotécnico y una pujante industria de efectos visuales, sino que reedito con un enfoque tecnológico y excitante mitos y personajes que venían resonando desde hace generaciones a través de los cuentos de hadas, leyendas de caballería y la filosofía oriental.
La historia del joven granjero que parte junto a un viejo hechicero, un pirata y un gigante peludo a rescatar a una princesa de las garras de un caballero oscuro se entremezcló con la idea de una fuerza omnipresente que da equilibrio al universo e interconecta a todos los seres vivos, creando así una inagotable cantera de iconografía y moralejas que no tardaron en permear la cultura popular.
En un principio las referencias apelaban a un público underground de nerds y tecnócratas con fobias sociales, que encontraban en este universo fantástico una manera de romper su aislamiento y sentirse parte de algo más grande. Con el pasar de los años los timidos comelibros y adictos a los videojuegos se transformaron en padres de familia, precursores de la ciencia y titanes de industria informática que inculcaron la cultura geek en sus hijos y ayudaron a encausar el mito de Star Wars hacia el mainstream. No es vano una de las series televisivas más galardonadas de los ultimos años es The Big Bang Theory, pero no nos desviemos del tema.
Un mal presentimiento
Tras 20 años de haber lanzado su obra maestra Lucas casi había alcanzado un status de deidad como padre de un fenómeno cultural y dueño de uno de los emporios cinematográficos más importantes del mundo, conformado por estudios Lucas Film, la empresa de videojuegos Lucas Arts, la productora de efectos especiales Industrial Light and Magic y Skywalker Sound. En este punto el realizador sintió que la tecnología que él y su equipo habían ayudado a desarrollar finalmente estaba en un punto donde permitían dar absoluta libertad a su imaginación y por ende en 1997 reestrena la llamada Edición Especial de su trilogía con nuevos efectos visuales y sonoros digitales, así como “correcciones” a escenas que las limitaciones técnicas y presupuestarías le habían impuesto en su momento.
La situación creó un conflicto entre los fieles de la saga, ya que por un lado recibieron con agrado los colores más vivos, el sonido envolvente, espectaculares explosiones y planos abiertos de las naves y mundos, pero resintiron la alteración de situaciones en la cantina de Moss Eisley, donde Han Solo ya no es el primero en disparar, sino que ahora mata al cazarrecompenzas Greedo “en defensa propia”. Igual reacción provocó la inclusión de un rocambolesco número musical en el palacio de Jabba el Hutt en el episodio VI.
La caída de un imperio
Pese al conflicto entre los fans, el anuncio de que Lucas regresaría al mundo de Star Wars con una nueva trilogía sobre los orígenes de Darth Vader reavivó las esperanzas de millones, pero en 1999 el estreno de la primera precuela “La Amenaza Fantasma o Episodio I” creó una perturbación en la Fuerza. La emoción de las hordas se convirtió rápidamente en estupor y luego en horror al confirmar que su ídolo había sido seducido por el “lado oscuro” de la tecnología digital.
Evidentemente Lucas no entendió cuando Obiwan le dijo al joven Luke “tus ojos pueden engañarte, no confies en ellos. Conectate con tus sentimientos”. El excesivo uso de ambientes y personajes virtuales como el detestado Jar-jar Binks y el ejército de droides, resultó en interpretaciones planas de los protagonistas que carecieron de un entorno ante el cual reaccionar. Lucas pensó erradamente que podía compensar el acartonamiento de las actuaciones con efectos especiales y no puso mayor enfasis en dirigir al elenco. La situación empeoró con las entregas sucesivas “El Ataque de los Clones o Episodio II” y “La Venganza de Los Sith o Episodio III” donde los padres de Luke interpretados por Hyden Christensen (Anakin Skywalker) y Natalie Portman (Padme-Amidala) demostraron una absoluta carencia de química que aniquiló la credibilidad de la historia y casi acaba con la carrera de Portman.
Un nuevo Orden
Cansado de las críticas de quienes antes lo idolatraban, George Lucas inicia conversaciones secretas con Bob Iger, CEO de Disney y en 2013 anuncia la venta de su emporio fílmico y la franquicia galáctica a la empresa de entretenimiento más grande del mundo, con la promesa de que estos continuarán la historia tras el Retorno del Jedi y otras tramas en el universo de Star Wars.
Tras un pánico inicial de los fans y la burla de los “trekies” (fans de Viaje a las Estrellas), el anuncio de que JJ. Abrams dirigiría el Episodio VII encendió una luz de esperanza que rápidamente se transformó en un faro enceguecedor cuando un año mas tarde se confirmó que Mark Hamill (Luke Skywalker), Harrison Ford (Han Solo) y Carrie Fisher (Leia Organa) participarían en el proyecto que narra los acontecimientos a tres décadas de la batalla de Endor y la destrucción de la segunda Estrella de la Muerte.
La fuerza está con JJ
Abrams creció siendo un fan de la trilogía original por lo cual no solo entendía, sino que además compartía, la reacción de sus correligionarios sobre las precuelas. Este sentimiento se dejó entrever durante una entrevista en la que el director bromeó con la idea de mostrar un craneo de Gungan (la raza de Jar-Jar) en el desierto que aparecerá en el filme El Despertar de la Fuerza. Aunque la idea fue descartada por la directiva de Lucasfilm los seguidores captaron el mensaje de que podrían dormir tranquilos. La confianza creció aún más cuando JJ acotó que usaría “lo menos posible” efectos visuales generados por computadora, dando así a entender que reproduciría los elementos de autenticidad que hicieron grande a la franquicia.
En resumen la nueva entrega de Star Wars no solo es la más reciente producción de una de las propiedades intelectuales más extensas y lucrativas de la historia de Hollywood, sino que es la reivindicación, tras una espera de 32 años, del legado cultural de una generación que definió la modernidad y el futurismo, dentro y fuera de la gran pantalla.