jueves, diciembre 12, 2024
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La victoria de la esperanza

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Los votos no se compran ni con casas ni con “canaimitas” financiadas por el erario público. El 6-D se derrumbaron mitos que parecían inexpugnables

El 6-D Venezuela inició un cambio de rumbo: decidió de manera inequívoca, darle un vuelco sustancial a la falsa revolución que la está destruyendo. Los venezolanos acudiendo de forma masiva a las urnas electorales, se decidieron a recuperar los valores fundamentales de la República. A preservar su condición de ciudadanos, en grave peligro, ante la intención de un Estado comunal, de convertirlos en simples súbditos de un totalitarismo tropical. 

El 6-D se derrumbaron mitos que parecían inexpugnables. La coacción y el irrespeto a los funcionarios públicos tiene sus límites. La politización de la justicia no conduce a nada bueno. El abuso de los medios de comunicación y su utilización sin ética, no tiene siempre resultados favorables. La publicidad excesiva no es aceptada de buena gana por los electores. Los votos no se compran ni con casas ni con “canaimitas” financiadas por el erario público. La paciencia de los ciudadanos tiene un límite. El control de las Fuerzas Armadas no es garantía plena para ganar elecciones. Las amenazas descaradas a los venezolanos no influyen siempre en su conducta. 

El irrespeto a los derechos humanos, la falta de ética y el desconocimiento del pluralismo político no pasan en vano. Insultar vulgarmente a quienes no comparten nuestros puntos de vista perjudica mucho. Abusar de la soberanía nacional desconociendo y vilipendiando a los organismos internacionales, tiene un costo político interno y externo. El uso y el abuso de los símbolos patrios, en beneficio de parcialidades políticas tiene grandes riesgos. La obsesión ideológica de pretender imponer por la fuerza un sistema económico inviable, fracasado universalmente, como el Socialismo del siglo XXI, no pasa en vano. 

Querer hacer de Hugo Chávez, el gran responsable del desastre actual de Venezuela, una figura equiparable a la de Bolívar, tiene el costo político que se puso de manifiesto el 6-D. Ninguna adoración es buena, ni la del Libertador, ni mucho menos la del “Comandante Eterno”. El país a partir de ahora, sin falsos mitos y sin miedo alguno, con los ojos bien abiertos, debe buscar el camino de la concertación y el diálogo entre todos, pues la esperanza es el sueño de los que están bien despiertos. El 6-D fueron derrotados Chávez, Maduro y Cabello: La victoria fue de la esperanza.  

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