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La carretera Lara-Zulia consta de casi 285 kilómetros, pero en el recorrido de 117, desde el sector La Williams hasta El Venado que colinda con el estado Lara, le pertenecen a los ladrones de carros, los piratas de carreteras y asaltantes de transporte público. La Policía atiende 10 casos diarios, pero aclara que solo dos por ciento de las víctimas denuncia.
José Aranguren, nombre ficticio para proteger al denunciante, decidió viajar en agosto. Iba a Barinas a buscar a su hijo menor. Cuando se desplazaba por el sector El Remolino, municipio Valmore Rodríguez, sintió que un objeto contundente impactó la camioneta Hylux azul, que conducía a 140 kilómetros por hora, propiedad de la empresa que labora.
“Casi pierdo el control. Eran las 8.00 de la noche. En realidad aún me pregunto qué lanzaron. El caucho delantero explotó. Logré estabilizar la camioneta y a 300 metros debí estacionarme. De repente, cerca de 10 hombres, se acercaron. Portaban armas. Evidentemente, era un atraco”.
Al hombre lo acompañaba su esposa y sobrino. Tres de los 10 atracadores los hicieron caminar monte adentro. Llegaron a un paradero desolado. Ahí duraron hasta las 5.00 de la mañana del día siguiente. En ningún minuto le quitaron a José la fría pistola de su cabeza. El resto de maleantes buscó la forma de llevarse la camioneta. “Las horas parecieron eternas. Dios nos acompañó”, dijo José.
Un silbido alertó a los hombres que custodiaban a la familia que la encomienda estaba lista. Una advertencia que no saliera del lugar hasta que viera el sol fue repetida varias veces.
“Esperamos la claridad. Caminamos hasta salir a la carretera. Nadie nos socorría. Seguimos caminando. No sé cuántos kilómetros, pero fueron muchos, hasta que un señor se apiadó y nos llevó hasta el peaje de El Venado. Esa fue mi historia. Creo que en algún momento nos tocará. La inseguridad es indetenible”.
Dispuestos a matar
En julio, Lisángel Rodríguez (19) falleció de las heridas sufridas cuando se lanzó de un bus en marcha, en el momento que un trío de delincuentes atracaba a los pasajeros, en el sector Campo Lara, La Palma. La joven saltó del colectivo de la línea Choferes Unidos. Iba a Cabimas.
Dos meses después, desde la maleza, en la carretera San Juan, en Baralt, dispararon contra una buseta de Expresos Unidos de Mérida. Dos balas atravesaron la cabeza de Otilio Einstein Quintero Cárdenas (52), conductor de la unidad, y lo mataron. Entre los 24 pasajeros y el auxiliar del chofer sacaron la unidad de una encuneta y huyeron de los maleantes.
El lanzamiento de objetos metálicos contra vehículos en movimiento, colisiones provocadas y el abordaje de delincuentes a unidades de transporte colectivo, figuran entre los modus operandi más comunes de los delincuentes. La situación es similar en las autopistas y vías del país debido a la falta de iluminación, ausencia de puntos de control y deterioro en el asfaltado.
Los policías dicen tener identificadas a las cuatro bandas que controlan la zona, pero los compañeros de Otilio aseguran que, semanalmente, al menos dos choferes son víctimas de atraco.
Cuna de robacarros
En una hora los maleantes habían despojado a los propietarios de dos camionetas y un camión 350 de las unidades. Cuando desayunaban en las adyacencias en la estación de servicio La Victoria, en el sector Punta Iguana, en Santa Rita.
A las víctimas las llevaron hasta una zona enmontada que colinda con el barrio La Explosión. En la habitación de una vivienda, los amarraron y les cubrieron los rostros, mientras iban por más víctimas. Los criminales se hacen pasar por clientes. Evalúan a las víctimas y las atacan.
Son cerca de 10 asaltantes. Les retiran los GPS (sistema de posicionamiento global) a los vehículos. Un familiar de las víctimas notificó el robo y alertó a las autoridades policiales. Localizaron la guarida, pero pese al intercambio de disparos que duró más de 10 minutos, los policías adscritos al Cuerpo de la Policía del estado Zulia, no lograron la captura de ninguno de los malhechores. Por fortuna las siete víctimas resultaron ilesas.