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Mira a su alrededor y llora. Ismael Portillo, propietario de la distribuidora de bombonas que explotó el martes, se lamenta. Perdió, en cuestión de segundos, el negocio familiar. “Los trabajadores de Tony Gas trabajaban a los golpes. Lanzaban esas bombonas sin precaución, no les importaba nada, cuando se dañaban las bombonas tampoco las reparaban”.
Después de que casi pierde a su hijo, Portillo asegura que no quiere saber más de ese tipo de negocios. “Es mucho riesgo, varias personas ya me lo habían dicho y no los escuché”.
Los vecinos no olvidan el estallido. En la explosión en la avenida 58D hubo cuatro heridos. A todos los llevaron al Hospital Universitario. Por falta de insumos no los atendieron. Sus familiares los trasladaron al Hospital Coromoto. Allí los vendaron y cuatro horas después los regresaron a sus casas. No había donde dejarlos.
José Portillo, hijo del dueño de la compañía, quedó con quemaduras en el brazo izquierdo, ampollas de agua en las manos y llagas en los pies. Sus dos piernas las vendaron totalmente por el daño en la piel. “Tenemos que ir el viernes de nuevo al Coromoto a que nos curen las llagas”.
Quien presentó más heridas fue Brisnolfo Gotera (49). Presentó quemaduras “en el cuello, la espalda, el pecho, el abdomen, las piernas y hasta los pies. No puede ni caminar”, detalló una tía, quien no se explica cómo lo pudieron dar de alta.
Otra de las víctimas fue Alexánder Gotera (16), sobrino de Brisnolfo. También lo dieron de alta. Tenía quemaduras leves en las piernas, el pecho y los pies.
Jhon Bravo, comandante General de los Bomberos del Sur, indicó que investigarán la empresa Tony Gas por no usar las medidas preventivas necesarias.