domingo, diciembre 15, 2024
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Las falacias del chavismo

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He dicho mas de mil veces que no satanizo el diálogo, pero lo concibo como un proceso respetuoso y profundo que no debe convertirse en un fin en sí mismo

Para tratar de entender un poco el enredo y la incertidumbre que vivimos actualmente en nuestro país,  se me ocurrió releer la novela 1984 de George Orwell. Me reencuentro con que algunos de los lemas fundamentales del estado que describe el autor eran: “la ignorancia es la fuerza”; “la libertad es la esclavitud” y “la guerra es la paz”. Según la novela solo existían tres superpotencias: Oceanía, principal país del relato y donde se desarrolla la historia; Estasia, país aliado en primera instancia de Oceanía y por último, Eurasia, país enemigo a muerte del primero, también en un primer momento. 

La ambigua trama de la novela se desenvuelve sobre la base de las relaciones del país principal con sus vecinos. Alternativamente, Oceanía va cambiando de agonista y antagonista, reescribiendo la historia de amistades y rivalidades, según cambien sus necesidades. Es notorio el hecho de que, según el escritor, ninguna de las tres potencias cree en la victoria y por lo tanto, nadie quiere que la guerra acabe, ya que, el objetivo de la confrontación es mantener al pueblo pobre e ignorante para que no pueda discernir quién es el causante de su miseria.

Los hechos que suceden me llevan a pensar que estamos viviendo en el reino de la ambigüedad, digo esto porque hasta hace pocos días, los distintos voceros oficialistas, insultaban a quienes hablaban de diálogo, pero repentinamente la orientación cambió y ahora esos mismos voceros son los adalides del encuentro y la reconciliación, por lo menos en teoría.

He dicho mas de mil veces que no satanizo el diálogo, pero lo concibo como un proceso respetuoso y profundo que no debe convertirse en un fin en sí mismo, sino como un medio para lograr revertir situaciones peligrosas para la nación y obtener beneficios tangibles para las mayorías. Para que esto ocurra se deben tener claros los objetivos perseguidos, antes de sentarse a conversar. Esperando que esta causa llegue a buen término, no debe plantearse como un juego suma cero, donde una de las partes pretenda arrasar a su interlocutor. Sin embargo, deben existir unas condiciones mínimas que deberán ser respetadas, por ejemplo: las FARC, antes de iniciar el diálogo, suspendieron los secuestros y pactaron un alto al fuego. Me preocupa que en nuestro país, solo ceda la alternativa democrática y que el Gobierno siga actuando por la libre, insultando, acosando y deteniendo opositores.

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