No
El resultado del plebiscito del pasado domingo 2 de octubre, llevado a cabo en la hermana República de Colombia, resultó ser una gran sorpresa; habida cuenta del favoritismo por la opción del Sí. Ganó la opción del No, que echó por tierra el plan de paz negociado a lo largo de cuatro años en La Habana por los máximos representantes de la guerrilla y del Gobierno neogranadino.
¿Qué lecciones le han dado los colombianos al mundo entero? Muchas y muy importantes: En primer lugar, hicieron ver que los que adversaron la proposición Gobierno-guerrilla, no es que están en contra de la paz en su país, sino de la manera como fue hecha. Lo que se adversó fue cómo se pergeñó ese acuerdo, vale decir, lo que el Gobierno les cedió en demasía a las FARC. Lo más cuestionable de todos cuantos privilegios concedidos, fue el asunto de la impunidad. Tantos crímenes espantosos, asesinatos a mansalva, graves daños a la integridad física y psicológica de las víctimas, robo, ruina, secuestros por años enteros en la selva, la asociación delictiva en el negocio del narcotráfico y demasiado dolor y sufrimiento causado a los colombianos, etc., que irían a quedar impunes.
En segundo lugar, el haberle dado el carácter beligerante a la guerrilla y la posibilidad de que algunos de los jefes puedan ocupar escaños en el Congreso. Esto estaría bien si los responsables del alzamiento que lleva más de 52 años, pagaran cárcel por sus crímenes e indemnizaran a las tantas víctimas que el conflicto produjo. En tercer lugar, que en las sesiones a lo largo de estos últimos cuatro años, hubo expresa exclusión de los otros sectores que hacen vida social y política en Colombia, vale decir, la oposición, la sociedad civil y militar que fueron víctimas de la guerrilla. Por otra parte, pensamos que el gobierno del Presidente Santos debió haber solicitado previo a la firma de los Protocolos, un plebiscito y no al revés.
En cuarto lugar: ¿Por qué las conversaciones de paz no se celebraron en la misma Colombia o en cualquier otro país que no sea Cuba? No se debe olvidar que los hermanos Castro fueron los que crearon la guerrilla, no solo en Colombia, sino en toda Suramérica, incluida nuestra sufrida Venezuela. Las celebraciones en La Habana hubiesen significado un inmenso triunfo político para los Castro, y eso es algo inaceptable para el mundo.
Los opositores al Sí quieren la paz, pero alcanzada bajo otros términos, con ecuanimidad, justicia y menos entreguismo a la guerrilla. No puede nunca haber una paz verdadera, mientras haya impunidad y delitos de lesa humanidad sin castigo. Esa es la más importante de todas las lecciones que Colombia le acaba de dar al mundo!