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En exposición tediosa e innecesariamente extensa, el Presidente de la República, al fin, anunció algunas medidas económico-sociales. Habló como si el régimen chavista acabara de tomar el poder el mes pasado. La culpa de todo la tienen otros. Pareciera desconocer la magnitud de la emergencia que sufrimos. Habló rodeado de aduladores, con poca seriedad y mucha superficialidad. Mostró desubicación total, imbuido de criterios marxistas tan superados como la lucha de clases, la confrontación, el odio y el irrespeto al adversario. Habló lleno de complejos, mostrando concepciones económicas retrógradas, casi de “bodeguero del siglo XXI “.
Las medidas anunciadas en medio de gran temor, son más de lo mismo. No tocaron el problema estructural de fondo: los cambios fundamentales en el modelo económico socialista de neorentismo petrolero. Las medidas apuntan más a resolver el déficit fiscal del Gobierno, que al problema existencial de los venezolanos. No enfrentan la escalada hiperinflacionaria ni al estancamiento del aparato productivo al corto plazo. Seguirán las colas y la escasez de alimentos y medicinas. Las medidas en el tema alimentario, de centralización y estatización, no resolverán nada, sino que agravarán todo.
Desconocer a la iniciativa privada en ese ámbito, privilegiándo a los bodegueros del régimen generará más corrupción y desabastecimiento. Las medidas de fijación de precios son más de lo mismo, mientras la Ley de Precios Justos no se derogue. El aumento de la gasolina ya no podía esperar más pero es muy tímido. Acumular los recursos que genere en un fondo de misiones no parece lo mejor. El sistema cambiario propuesto nada resuelve. Contiene, en cambio, efectos inflacionarios que se pierden de vista. El gran problema es que no hay divisas y con ese discurso agresivo no aparecerán. Los aumentos salariales son un nuevo saludo a la bandera mientras no se enfrente debidamente la inflación y el estancamiento.
Y lo de la revolución tributaria es palabra hueca. En suma, en medio de la gran inmadurez del régimen, se conocieron medidas gatopardianas para que todo siga igual dentro del plan de la patria. De allí, que el país cada día se plantea con más claridad, la medida que ya no puede postergarse más: el cambio de gobierno y de sistema económico.