Las tres caras de la moneda

Tres actores de una misma obra, tres caras de una misma moneda; oficialismo, oposición y sociedad civil, mientras que el país se hunde en un mar de calamidades

Los días pasan y nada parece cambiar, el oficialismo preocupado de no perder su parcela de poder, la oposición ocupada por desalojarlo, enfrascados en el inútil dilema de “quítate tú pa’ ponerme yo” y la sociedad civil en medio de la pugna, en la línea de fuego; mientras que el país se hunde en un mar de calamidades, agobiado por la crisis, la escasez, el desabastecimiento y el racionamiento irracional de los más elementales servicios públicos, tres actores de una misma obra, tres caras de una misma moneda.

Por el lado del oficialismo defendiendo lo indefendible, un modelo económico vetusto, que no ha dado resultados en ninguna parte del mundo, comprometidos con la memoria de su padre eterno, “el comandante supremo”, jefe espiritual del proceso, quien legó una herencia dañina al hoy presidente Nicolás Maduro Moros, ungido por el “de cujus” para sucederlo en el poder, al mejor estilo de la monarquía europea, con la finalidad  de conservar su linaje ideológico y cumplir con la insensata pretensión de imponernos el socialismo del siglo XXI, contando tras bastidores con la asistencia incondicional de un grupo de crápulas militares y civiles, atiborrados de lujos y privilegios, camaradas que lograron enchufarse en el poder, “boliburgueses”, nuevos ricos cuyas inmensas fortunas, producto de la corrupción, no soportan la mas mínima auditoría.

Por el lado opositor, negociando con un régimen que ha demostrado reiterativamente que no es democrático y por lo tanto el tratamiento no puede ser de la misma índole; emprendiendo largos caminos que no llevarán a nada, más que al desgaste de las fuerzas democráticas y a la desesperanza, ignorando el mandato que el pueblo les dio el 6-D, que no fue precisamente para darle una nueva oportunidad de arrepentimiento al régimen, sino más bien fue una acción desesperada de un grupo mayoritario de ciudadanos que ya no aguantó más humillaciones y vejámenes, y que aspira y demanda urgentemente el cambio de modelo político y económico, antes de morir de mengua.

Y por el lado de la sociedad civil, esa gran masa heterogénea donde convergen el sector empresarial, los estudiantes, los trabajadores, amas de casa, los profesionales y técnicos, millones de voces reclamando airadamente en el sordo oído opositor, el diseño y la ejecución de un plan efectivo que permita la articulación de las protestas, que impida la intromisión inconstitucional de los malandrines del TSJ y el CNE y que permita arrebatarle el poder al régimen con la finalidad de establecer un nuevo sistema de gobierno, cuyo norte sea la modernidad, el desarrollo y el progreso.