Laura Sarabia, mano derecha del presidente colombiano, Gustavo Petro, asumió este miércoles 29 de enero como canciller en medio de la crisis con EE. UU., lo que supone un gran reto en el manejo de las relaciones exteriores del país.
El jefe de Estado indicó en la posesión de Sarabia como su nueva ministra de Relaciones Exteriores que “en el caso de las relaciones exteriores de Colombia, ni más ni menos lo que va a haber son dificultades”.
Sarabia, de 30 años de edad, y quien reemplaza en el cargo a Luis Gilberto Murillo, se convierte en la canciller más joven que haya tenido el país.
La nueva ministra de Relaciones Exteriores nació en Bogotá en marzo de 1994. Se graduó como profesional en Relaciones Internacionales y Estudios Políticos de la Universidad Militar Nueva Granada.
Además, tiene una especialización en Marketing Político y Estrategias de Campaña y una Maestría en Comunicación Política, de la Universidad Externado de Colombia. También realizó el Curso de Orientación en Seguridad de Defensa Nacional en la Escuela Superior de Guerra, según la Cancillería.
Igualmente, se desempeñó como asesora política, asesora legislativa y de comunicaciones en el Congreso de la República.
Su meteórica carrera en el Poder Ejecutivo colombiano comenzó en agosto de 2022 con la llegada de Petro a la Presidencia donde asumió como jefa de gabinete, cargo que dejó en junio del año siguiente al verse involucrada en un escándalo de supuesto abuso de poder y en un rifirrafe con el entonces embajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti.
Sin embargo, nunca perdió el apoyo de Petro, que tres meses después, en septiembre de 2023, la nombró al frente del Departamento de Prosperidad Social (DPS), que maneja los subsidios a los más necesitados en el país.
En febrero de 2024, Petro la nombró directora del Departamento Administrativo de la Presidencia de la República (Dapre), cargo del que pasó hoy al Ministerio de Relaciones Exteriores.
Algunos sectores del país criticaron su nombramiento, pues, manifiestan que no tiene experiencia en política exterior y asuntos diplomáticos, justo cuando la Cancillería tiene que lidiar con una crisis con EE. UU. que no se ha solventado del todo.
La crisis con EE. UU. es consecuencia de la decisión de Petro de desautorizar el pasado domingo el ingreso al país de dos aviones enviados por Washington con deportados, alegando que, al venir esposados, no estaban recibiendo un “tratamiento digno”.
Como respuesta a esa negativa, el presidente estadounidense, Donald Trump, ordenó la imposición de aranceles del 25 % a todos los productos colombianos, además de otras sanciones de viaje y migratorias.
Petro respondió con una medida similar, lo que causó pánico en todo el país porque EE. UU. es el principal socio comercial de Colombia y aliado estratégico en asuntos políticos y de seguridad.
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