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Era un día como cualquier otro para Franyer Alberto Vera Irazábal, de 24 años, salir de su casa temprano con destino a su trabajo después de tomarse una taza de café y despedirse de su esposa, ya se había hecho una costumbre; pero lo que nunca imaginó es que iba a morir ayer a las 7.00 de la mañana a manos de un delincuente que le disparó en la cabeza.
Los vecinos de la calle 99 V-9, en el parcelamiento El Caujil, estaban sorprendidos ante lo sucedido, no podían creer que un joven tan noble, trabajador y honesto como él encontró la muerte de esa manera. El desconsuelo, la tristeza y el dolor reinaban en el lugar, todos miraban el cuerpo sin vida de Franyer, que yacía sobre un charco de sangre espesa que brotaba de su cabeza.
Karina Atencio, esposa de la víctima, lloraba incesantemente mientras relataba lo sucedido. Franyer no había caminado dos cuadras cuando de pronto un maleante lo abordó y apuntándolo con una escopeta le exigió que le entregara sus pertenencias, a lo cual accedió sin oponer la mayor resistencia; sin embargo, el sujeto decidió disparar y acabar con su vida. “Yo sabía que esto tarde o temprano iba a pasar, hace unos días lo atracaron en el mismo sitio. Hoy lo mataron porque seguro reconoció al malandro ese”.
Atencio estaba parada junto a la puerta y desde ahí pudo observar el diálogo entre su esposo y el joven, pero al escuchar la detonación, la incertidumbre que le generó aquel encuentro quedó despejada. Salió corriendo a toda prisa, se inclinó y tomó entre sus brazos el cuerpo sin vida de Franyer, el delincuente huyó sin dejar rastro. Ante la mirada imprudente de los vecinos que salieron de sus casas para observar la escena, decidió buscar una sábana verde y cubrirlo.
Raiza Villalobos, prima del occiso, trató de reconfortar a Karina, los vecinos buscaron una silla y lograron que se sentara. No paraba de llorar, la tristeza transfiguraba su rostro, pasaba una y otra vez las manos por su cabeza mientras repetía “Hoy es mi cumpleaños, que tremendo regalo recibí”. Sus familiares la abrazaron, le pedían que se calmara, buscaron ropa limpia, la vistieron, la peinaron, todo, ahí mismo.
“Acá en la parroquia Francisco Eugenio Bustamante vigilamos a nuestros familiares cuando salen de la casa porque sabemos que en el sector operan bandas delictivas, roban a toda hora, de noche se escuchan los tiros, estamos cansados de pedirle ayuda a los cuerpos policiales, esto se ha convertido en un territorio sin ley”, expresó Raiza Villalobos, prima del occiso, quien además agregó “Franyer es una víctima más de la delincuencia. Hace 20 días lo atracaron y le robaron el celular en la Circunvalación 2”.
Cuando la furgoneta llegó a la calle arenosa, los funcionarios levantaron el cuerpo de la víctima, Karina no pudo contener su dolor y gritó desesperada: “Déjame tocarlo por última vez”. Efectivos de Policía científica se acercaron a Juan Carlos Vera, padre de Franyer, para que rindiera declaraciones, lo mismo que con Karina, quien comentó que su esposo llevaba consigo 26 mil bolívares y un celular.