
Dos
La ráfaga de disparos alarmó ayer a los vecinos de la calle Los Mangos del sector Puerto Escondido, en el municipio Santa Rita. Dos motorizados irrumpieron al taller mecánico de Orlando Pirela, de 49 años, quien laboraba debajo de la mata de nim, le dispararon al menos 20 veces y huyeron.
Herido, Pirela corrió hacia la casa de su madre, en el fondo del taller, pero no alcanzó a entrar, sus asesinos siguieron disparándole hasta derribarlo. Ya en el suelo, lo remataron.
Los vecinos notificaron a los organismos policiales para activar la búsqueda de los homicidas, pero llegaron una hora después.
Los Pirela cubrieron el cadáver con una sábana blanca. Buscaron unas sillas y se sentaron a su alrededor para lamentar su muerte. “Mi hijo era un hombre bueno, no se metía con nadie, quién pudo matármelo así”, sollozaba su madre.
Milagros Pirela aseguró que su hermano era muy tranquilo. Todos los días desde las 7.00 de la mañana se levantaba a trabajar hasta las 6.00 de la tarde, para cubrir con las necesidades básicas de su familia.