“Les tiraron una bomba molotov”

La madre del muchacho clamaba por justicia frente a la morgue forense. (Foto: Marietzeth Ballesteros)

Con un nudo en la garganta y la mirada perdida, Yakara Sanoja comentó que su hermano quería llegar a su casa. Pero como o podía viajar a Cabimas, le enviaron un mototaxista para que lo llevara a la residencia de su suegra en El Pinar

En las afueras de la morgue forense, Aura no tenía consuelo. Sostenía la foto de su hijo, Alexánder Rafael Sanoja Sánchez, de 37 años, en una mano. La miraba y la acariciaba. Sus lágrimas comenzaron a caer, trato de ocultarlas, no pudo, de pronto la rabia y el dolor se apoderaron de ella: “¡Ya basta de tanta agresividad! Gracias a esos malandros, mi hijo está muerto”. 

Con un nudo en la garganta y la mirada perdida, Yakara Sanoja comentó que su hermano quería llegar a su casa. Pero como o podía viajar a Cabimas, le enviaron un mototaxista para que lo llevara a la residencia de su suegra en El Pinar. A la altura del sector Puente España con avenida 100 de Sabaneta, “les tiraron una bomba molotov, no fue un accidente”.

Tras el impacto, José Bravo, conductor de la moto, colisionó contra el tanque de gasolina de un camión, blanco, placa A97AM1H, cuyo chofer había girado en U al observar que la vía estaba trancada. El fuego se extendió con rapidez, las llamas los arropaban, por más que intentaron apagarlas no pudieron, Alexander se carbonizó y José se quemó 95 % de su cuerpo. El sobreviviente permanece en el Coromoto. 

Los familiares de Alexander pasaron tres días sin saber nada de él, lo buscaron en las emergencias del Hospital Universitario de Maracaibo, el Hospital General del Sur, el Hospital Chiquinquirá e incluso en Centros de Diagnóstico Integral. Llegaron ayer, a las 9.00 de la mañana a la morgue forense de la Facultad de Medicina de la Universidad del Zulia; le dieron las características físicas a uno de los trabajadores, coincidieron.

El llanto se hizo colectivo. Su madre no quiso ver el cuerpo. Sus acompañantes se acercaron para consolarla y comentaban que Alexánder solo quería llegar, el pasado miércoles a las 6.30 de la tarde, a su casa después de su jornada de trabajo en una clínica.

Se embarcó en una buseta de Cabimas, cerca de las adyacencias del Centro Comercial Puente Cristal, en el centro de Maracaibo; observó alarmado a un grupo de presuntos delincuentes que lanzaban objetos contundentes contra los establecimientos, sintió temor, llamo a una amiga y le pidió que le enviara un taxi. Cuando llegó el mototaxista, se embarcó, una bomba molotov los sorprendió a pocos metros, el conductor resultó gravemente herido y él murió en el sitio.

 

 

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