Hoy
Los presos y perseguidos políticos son víctimas de este gobierno dictatorial y su situación demuestra que el sector político también hace sacrificios en una Venezuela humillada por irresponsables. Realmente todo el país, salvo un puñado de enchufados, está haciendo profundos sacrificios. Por eso debemos tener claro que esta no es una lucha de un Gobierno contra una oposición. Esta es una lucha de un régimen totalitario contra la inmensa mayoría sometida a tantas calamidades.
El pasado lunes fue puesto en libertad bajo fianza Jorge Luis González, concejal de Maracaibo y directivo de Primero Justicia Zulia. Su detención fue un absurdo jurídico y una jugada política. El procedimiento del Sebin estuvo signado por la estupidez de sembrarle -de manera burda- explosivos, municiones, “miguelitos” y panfletos en el vehículo de su mamá, en el cual se trasladaba con testigos. El mismo procedimiento de las dictaduras. El mismo expediente de decenas de casos en los que buscan –con premeditación y saña– detener a dirigentes opositores que luchan pacífica y democráticamente.
El proceso judicial estuvo lleno de desviaciones reñidas con la ley y con la justicia. El comportamiento de la juez de control con valores y principios. Un juez es digno y su trabajo será reconocido si pone la justicia por encima de todo, hasta de sí mismo. Si no está dispuesto a eso, no está preparado para ser juez. Lo digo con el orgullo de ser hijo y hermano de jueces cuya reputación jamás fue puesta en duda porque se dedicaron a trabajar con ahínco por el ideal sublime de justicia.
Las “pruebas” más importantes fueron desestimadas por los mismos testigos, quienes luego de declarar bajo graves amenazas de funcionarios del Sebin, tuvieron la valentía y la dignidad de decir la verdad. Este único hecho dejó al Ministerio Público sin argumentos. Luego, lograr la boleta de libertad y que el Sebin la acatara, fue un asunto que costó una semana más.
Nunca debió estar preso Jorge Luis González. Venezuela, con todas sus imperfecciones, ha sido ejemplo de democracia en el mundo. Hoy somos la demostración de que las democracias pueden perderse si no se produce calidad de vida y si nos dejamos llevar por mesianismos y populismos que producen daños incalculables. A todos, población y dirigentes, nos toca dar la lucha por el rescate de la democracia. En esa lucha sé que vamos a contar con la mayoría, especialmente con quienes presos físicamente, ejercen a plenitud su libertad de conciencia.