viernes, diciembre 13, 2024
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Libertad y remordimiento

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Los miembros de nuestro sistema judicial tienen sus almas encadenadas al mal e irremediablemente irán a parar a las hogueras del infierno

“Un trono no concede automáticamente amor ni respeto verdadero: sólo garantiza adulación, temor y servilismo.” Fernando Savater

Sigue poniéndose en evidencia la podredumbre y la catadura moral del régimen. En la concentración del poder confluyen todos los vicios y las más bajas y repugnantes pasiones del ser humano. Allí se arrebañan los que dirigen al país como un antro y los que están dispuestos a vender sus voluntades y conciencias en el mercado de la ignominia y la desvergüenza.

Poco a poco se ha ido descorriendo el cortinaje de mal gusto colocado por el régimen para tapar su inmundicia. La corrupción aflora sin tacha por todos lados lo cual ha colocado al país en peor situación que si hubiera habido una guerra. La gran mayoría, desilusionada, rumia ahora  su miseria,

La miseria mayor se ha anidado en el espacio togado de la justicia o de la injusticia, sería más apropiado decir. Jugar con la vida o con la libertad de los otros como dice la letra de un famoso tango: “como juega el gato maula con el mísero ratón”, es por demás canallesco. Ningún valor social, religioso o político justifica quitar la vida o restringir la libertad al prójimo, mucho menos fabricando falsos motivos. Los irresponsables –dice Savater- son los enemigos viscerales de la libertad, lo sepan o no”.

Todos los componentes del sistema judicial venezolano sienten la opresión de su conciencia; su mal proceder no lo pueden despachar fácilmente diciendo que siguen órdenes superiores o que se ven obligados por las circunstancias. Han perdido su noción de humanidad. No hay peor castigo que el remordimiento de conciencia cuando ella de verdad existe y si se es humano la conciencia existe, de lo contrario se es una bestia.

El remordimiento es el descontento y la insatisfacción que sentimos con nosotros mismos cuando hemos empleado mal nuestra libertad; cuando la hemos utilizado en contradicción con nuestra condición de seres humanos. Los miembros de nuestro sistema judicial tienen sus almas encadenadas al mal e irremediablemente irán a parar a las hogueras del infierno. Tomo de Octavio Paz la siguiente reflexión: “La libertad no es una filosofía y ni siquiera es una idea: es un movimiento de la conciencia que nos lleva, en ciertos momentos, a pronunciar dos monosílabos: si o no. En su brevedad instantánea, como a la luz del relámpago, se dibuja el signo contradictorio de la naturaleza humana.”

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