La Guardia fronteriza libia ha intensificado “los patrullajes de seguridad a lo largo de la franja fronteriza con Túnez, con el objetivo de peinar la zona para evitar la afluencia de inmigrantes ilegales”
En la zona desértica de la frontera entre Túnez y Libia han sido recuperados 27 cadáveres de migrantes fallecidos desde el inicio de la crisis migratoria en Túnez, informó este jueves 10 el Ministerio libio del Interior.
Cientos de personas migrantes de origen subsahariano fueron desplazadas por las autoridades tunecinas a estas inhóspitas áreas sin acceso a agua ni comida, según las organizaciones humanitarias que están asistiendo en la zona.
La Guardia fronteriza libia ha intensificado “los patrullajes de seguridad a lo largo de la franja fronteriza con Túnez, con el objetivo de peinar la zona para evitar la afluencia de inmigrantes ilegales”.
El Gobierno tunecino, por su parte, ha denunciado una “campaña de desinformación y malintencionada” por las acusaciones sobre el trato de las autoridades a estas personas subsaharianas y aseguró que afronta un flujo de migrantes “sin precedentes”.
La crisis comenzó a principios de julio, cuando al menos 1.200 migrantes y solicitantes de asilo de origen subsahariano fueron detenidos en redadas masivas en la ciudad de Sfax, principal punto de partida de la ruta migratoria por mar, y expulsadas a zonas fronterizas, también con la vecina Argelia.
La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) pidieron su inmediata reubicación y la Media Luna Roja ha evacuado hasta el momento a cientos de ellos.
Organizaciones de Derechos Humanos han cuestionado el acuerdo migratorio de la Unión Europea (UE) firmado en julio con Túnez para incrementar el control de salidas por el Mediterráneo Central y han destacado que el país magrebí no es un refugio “seguro” para la población subsahariana.
A principios de año, Túnez ya atravesó otra crisis interna migratoria cuando una ola de racismo se extendió por el país desde que su presidente, Kais Said, denunciara en febrero la existencia de “hordas” de subsaharianos como parte de una “conspiración” para cambiar la identidad “arabo-musulmana”.
Entonces, las organizaciones humanitarias denunciaron campañas masivas de detenciones, acoso y agresiones a personas negras, incluidos residentes legales, y cientos de estas personas pidieron ser repatriadas voluntariamente a sus países de origen.
Libia, país que también es considerado “no seguro” para la población migrante, advirtió que impedirá la entrada de migrantes bloqueados en estas áreas y pidió mayor “coordinación con Túnez para devolverlos a sus países”.
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