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¡Ledezma se fue de Venezuela!, la noticia conmocionó la opinión pública venezolana, sorprendió a la oposición y al Gobierno por igual, quien horas después, impotente, allanaba su residencia en Caracas y detenía a personas inocentes.
La debilidad internacional de Maduro es tal, que su margen de acción se encuentra reducido. Ledezma, libre, gracias a su coraje personal y a los riesgos que afrontó, tiene un importante rol que cumplir, como vocero creíble ante las instancias internacionales y como factor de unión y de coordinación del exilio venezolano.
Para ello tendrá que superar los egoísmos partidistas, las apetencias personales de otros dirigentes y las diferencias entre los grupos en el exilio que, reproducen el mismo patrón de conducta que existe en Venezuela.
No dudamos de su capacidad para lograrlo, ya lo vimos cerca de personas como Tamara Suju y Diego Arria, dos ciudadanos de quien nadie duda de sus convicciones democráticas. Ellos al igual que Ledezma, han sufrido en carne propia las consecuencias de su compromiso con el respeto a los derechos humanos, al orden jurídico y la causa de la libertad.
La facultad de pensar y juzgar con rectitud y lucidez de un Ledezma, libre, crearía una sinergia desde el exterior que, bien puede convertirse en la estocada final. Comenzando con orden, partiendo de la realidad, de las posibilidades y de los valores a los que no podemos renunciar sin desnaturalizarnos, porque no todo es válido.
De parte del régimen no podemos esperar nada, Maduro recurrirá nuevamente al fraude, a la Asamblea Constituyente ilegal, a disolver cualquier institución que gane la oposición, a la creación de gobiernos regionales paralelos, a destituir y meter presos alcaldes electos por el pueblo que no le sean afectos. La única salida es una oposición interna más sólida y una presión internacional más decidida. Con una fuerte estrategia común, precisa y coordinada, inclinaremos la balanza de nuestro lado y podremos imponer condiciones constitucionales.
Maduro pretende sostenerse con la ayuda de Cuba, China, Irán y Rusia. Ledezma, libre, puede ser el hombre que, la oposición tenga como interlocutor necesario, frente a la Casa Blanca, Bruselas, la OEA, el Grupo de Lima, la CIP, una coordinación lo suficientemente fuerte que sirva para convencer a los aliados del chavismo que deben retirarse para que en Venezuela se produzca la transición democrática.