A Henry José Gil Fuenmayor (34) le tendieron una trampa, cayó por inocente y perdió la vida. Se presume que dos mujeres estén implicadas en su deceso. El delincuente le propinó ocho balazos y luego huyó
Henry José Gil Fuenmayor, de 34 años, nunca imaginó que atender una visita inesperada le costaría la vida. Justo en el frente de su vivienda un delincuente le propinó, el pasado viernes a las 9.30 de la noche, ocho impactos de bala en el cuerpo dejándolo muerto en el sitio.
Aunque los familiares de la víctima aseguraron que no tenía enemigos ni problemas con nadie; el delincuente que lo mató orquestó un plan muy detallado para perpetrar el crimen, así lo comentó un funcionario de la Policía científica. Según el relato de los vecinos, el antisocial saltó la baranda del patio trasero y se introdujo silenciosamente en la vivienda mientras esperaba que el joven saliera; dos mujeres desconocidas llegaron a la puerta del frente, llamaron en reiteradas oportunidades a Oscar, suegro de Henry, pero como no estaba, la víctima abrió la reja para atenderlas.
Las jóvenes lo miraron directo a los ojos, luego preguntaron por Oscar, Henry no terminó de responder cuando de pronto un sujeto salió de la nada apuntándolo con un arma de fuego. Empalideció, la adrenalina le corría por el cuerpo, todo ocurrió en fracciones de segundo; aquel encuentro selló su destino, las detonaciones eran consecutivas, nada podía hacer, la muerte cobró una víctima más.
Al escuchar los balazos, la esposa del occiso salió a ver lo que ocurría, ahí, tendido en el suelo yacía Henry sobre un charco de sangre espesa que brotaba de su cuerpo. “No sabía dónde lo hirieron, la sangre estaba por todos lados”. Cuando los detectives de homicidios llegaron a la avenida 23 C del sector Los Pérez, parroquia Ildefonso Vázquez del municipio Maracaibo, levantaron el cadáver para trasladarlo hasta la morgue.
En la vivienda de la víctima no faltaba ningún objeto de valor, por lo cual los funcionarios manejan como móvil del asesinato el ajuste de cuentas.