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Los vecinos notaron su ausencia. A Ramón José Castro, de 43 años, no lo veían entrar ni salir de su casa, en el sector Los Jobitos, municipio La Cañada de Urdaneta. Ayer, a las 6.45 de la mañana, forzaron la puerta y entraron. Encontraron su cadáver putrefacto, con una media en la boca y heridas de arma blanca en el cuerpo.
En cuestión de horas, sus amigos y vecinos rodearon la casa 259. Los hombres se organizaron, forzaron la puerta y la empujaron hasta derribarla. El cuerpo lo encontraron boca arriba en la única habitación de la vivienda, yacía boca abajo, vestía un short amarillo con rayas azules y no tenía franela. Su cuerpo empezaba a perder la piel. Los curiosos presumen que tenía al menos tres días de muerto.
A lo lejos, un hombre y dos mujeres sollozaban y se quejaban del final del obrero. No merecía morir de esa manera.
La Policía investiga el crimen como resistencia al robo. Según los familiares, en la vivienda faltaba un ventilador y un televisor. La casa estaba revuelta. Desconocen qué otros objetos se llevaron. Interrogaron a los curiosos, pero ninguno escuchó nada.
Castro era oriundo del estado Lara, se mudó al sector luego de comenzar a trabajar en Avidoca.