Tartamudeaban. Las tres mujeres se ayudaban a completar las palabras que a medias decían. Tres homicidas interceptaron a Jesús Enrique Held Cardozo (19) y le dispararon en la cabeza. En el barrio Luis Lebrum del sector La Musical. “Se escuchó un disparo, luego otro y después muchísimos”, recordó Mislaidy Held, hermana mayor
Tartamudeaban. Las tres mujeres se ayudaban a completar las palabras que a medias decían. Tres homicidas interceptaron a Jesús Enrique Held Cardozo (19) y le dispararon en la cabeza. En el barrio Luis Lebrum del sector La Musical. “Se escuchó un disparo, luego otro y después muchísimos”, recordó Mislaidy Held, hermana mayor.
A las 8.00 de la noche del viernes, los vecinos de la parroquia Antonio Borjas Romero no creían que habían asesinado a “Jesusito”, como cariñosamente le decían. Held iba saliendo de la iglesia cristiana Cristo Te Ama, que se encuentra en la misma calle donde vive.
Su hermana, entre lágrimas, recordó los últimos momentos de su “chiquitito” vivo. “Estaba frente a la casa y escuché a los vecinos gritar: 'Ese no es'”. Presuntamente los delincuentes buscaban a otra persona. “Quieto ahí 'Maykel'”, alegaron los maleantes que iban a pie, comentó otra hermana.
Lo llevaron a una casa abandonada de la misma calle, “que siempre está oscura”, intervino Sascha Cadenas, esposa de la víctima, mientras tomaba aire y calmaba sus lágrimas. Según los familiares de Held, los vecinos luego de escuchar los disparos les avisaron de lo ocurrido. De inmediato la hermana mayor y la esposa buscaron un carro donde trasladarlo al centro asistencial más cercano.
“Lo llevamos a Plateja y ahí le pusieron una vía”, agregó Cadenas. Los médicos de turno lo remitieron al Hospital Universitario ya que no disponían de los insumos para atenderlo. Al llegar no tenía signos vitales. “Mi ángel, me lo quitaron todo”, exclamaba la esposa al mirar la fotografía que tenía en sus manos, que de vez en cuando besaba.
Jesús Enrique, tenía tres años de casado, estudiaba tercer semestre de Ingeniería Industrial, en la Universidad Santiago Mariño. No tenían hijos. La víctima en las tardes trabajaba en el transporte público con el carro de su padre en la línea La Musical. Repartía agua mineral y asistía a la iglesia lunes, jueves y domingo. Lo describieron como un hombre servicial que siembre buscaba ayudar a los demás. La Policía científica, realiza las investigaciones no descartan ningún móvil.